Viajes literarios por Filipinas
 
  Prólogo
Todo reportaje es algo más que un texto: es el resultado de muchas horas de escucha, observación y reflexión. Surge de conversaciones, de impresiones que toman forma entre el ruido de la calle, las pausas y los silencios. Pero el texto acabado no es más que un extracto, una condensación de esta experiencia, un intento de destilar una forma narrativa a partir de la sobreabundancia de realidad. Lo que queda es siempre menos de lo que era. Para escapar a esta limitación, en este reportaje decidí adoptar un enfoque diferente: todas las conversaciones en las que se basa también están disponibles como pódcast completos. Pueden escucharse independientemente del texto, con sus propias voces y su propia cronología. Esto permite ampliar, profundizar y repasar la narración: a la derecha de este texto o en nuestra página de resumen de pódcast.
Una niña feliz
 Projekt Gutenberg
Projekt GutenbergFedor Jagor | Viajes por Filipinas | Project Gutenberg
Cualquiera que lea hoy el informe etnográfico de Fedor Jagor Viajes por Filipinas, publicado en alemán en 1873, probablemente quedará sorprendido. Pues aunque Jagor, en el tono propio de su época, califica repetidamente a los "nativos" de "inmorales" —por ejemplo, cuando se refiere a su moral "disoluta", que se manifiesta, entre otras cosas, en vivir sin trabajar a base de ganar dinero en las peleas de gallos—, también se muestra bastante crítico con los gobernantes coloniales españoles durante el viaje de Manila a Bícol que emprendió entre 1859 y 1860. Reconoce, por ejemplo, la estrategia del "divide y vencerás" —formulada tan elocuentemente por Maquiavelo y ejercida sin piedad por todos los colonialistas— hábilmente aplicada por los españoles sobre todo a través de la lengua: el español se enseña selectivamente solo a aquellos que parecen útiles al aparato de poder español, un aparato que, según Jagor, tampoco recibe las mejores calificaciones por sus estructuras corruptas. Pero, ¿qué se puede hacer cuando hay que defenderse de la influencia agresiva de países como China y Rusia? Al menos las estructuras de poder regionales deben funcionar a la perfección.
Sorprende especialmente porque nos resulta muy familiar y de enorme actualidad. Si uno recorre hoy Filipinas siguiendo los pasos de Jagor, aún podría compartir algunas de sus observaciones. Quizás Jagor incluso habría relativizado algo su opinión sobre los "nativos" si hubiera conocido al padre literario (y revolucionario) de Filipinas, José Rizal, siendo niño en Filipinas o como adulto durante sus estudios en Alemania. Porque al igual que entonces, hoy en día la literatura de un país suele saber más de este que el propio país: en lo que escriben los escritores se revela muy a menudo el estado actual de una sociedad y, no pocas veces, también su futuro. Por eso, tras aterrizar en Manila, Jagor probablemente no se habría dejado consolar hoy por el aparato estatal español y su aritmética etnográfica, sino que se habría ido, como yo, directamente desde el aeropuerto a visitar a Bebang Siy a su lugar de trabajo, en el impresionante recinto del Centro Cultural de Filipinas, cuya llamativa arquitectura brutalista forma una simbiosis sorprendentemente armoniosa con la bahía de Manila.
Escribir para cambiar - Un podcast con Bebang Siy
 
Su oficina diáfana, situada en un pequeño edificio anexo no se diferencia de la mayoría de las oficinas del mundo, y el trabajo de Siy en la organización de eventos culturales financiados por el Estado también me resulta familiar. Nos retiramos a la tranquilidad del archivo con dos colegas, y Siy nos habla de su inusual proceso de maduración como escritora, inusual porque Siy creció en una familia disfuncional en Ermita, el antiguo barrio rojo de Manila. Pero también tuvo una suerte poco común, como ella misma destaca en varias ocasiones, no solo durante su infancia y adolescencia, sino también en la universidad, donde su profesor le permitió presentar los recuerdos de su infancia en forma de ensayos y relatos breves en lugar de una tesis "normal", y la animó a enviar el manuscrito a una editorial, ya que aquellas viñetas cotidianas eran, sin duda, dignas de publicación. Y eso también era poco habitual, porque hasta entonces solo existía Bob Ong, un autor que escribía bajo este seudónimo y que no solo se centraba en la vida cotidiana en Filipinas, sino que, como Siy, también escribía en filipino. Esto sigue siendo inusual hoy en día, a pesar del gran proyecto estatal de establecer el filipino como lengua indígena, vehicular y nacional portadora de identidad, de manera similar al suajili en Tanzania o al bahasa en Indonesia, y a pesar de que esta literatura, como la de It's a Mens World de Siy, tiene éxito y carácter universal, como puede verse en el relato Milk Shakes and Daddies, publicado en Literatur.Review. Y dado que ella misma ha experimentado lo mucho que la escritura le ha cambiado la vida, Siy apoya a las escritoras siempre que puede: la lista de autoras que ha elaborado en los últimos meses lo dice todo.
 
Su lugar de trabajo no está a mucha distancia del puerto deportivo, donde las parejas pueden fotografiarse al atardecer con un telón de fondo que hace olvidar que a unos cientos de metros, entre modernos rascacielos, se encuentran los barrios marginales en forma de panal sobre los que Siy llama la atención. Mientras paseamos en la oscuridad por un Ermita gentrificado, su antiguo barrio, cada vez tengo más claro que, desde la revolución de finales del siglo XIX y las ocupaciones estadounidense y japonesa, las estructuras coloniales no solo se han reproducido a través del idioma, sino también a través de más de 200 familias, dinastías políticas que se han repartido el país y que, por ejemplo, la literata Caroline Hau recoge en su novela Tiempo Muerto. "Precisamente por eso —subraya Siy— necesitamos una literatura que nos haga enfadar, que exponga sin piedad esta situación, la interacción entre la corrupción y el nepotismo".
Nosotros decidimos el futuro
Ciencia ficción desde Manila - Un Podcast con Katrina F. Olan
 
Al día siguiente, en el moderno Latitude Bean+Bar entre un matcha latte y un café helado vietnamita, también aborda este tema la joven escritora Katrina F. Olan, autora de la novela de ciencia ficción Tablay, un superventas que ha adaptado recientemente al cómic. Explica que Marcos Jr., hijo del dictador filipino y muy conocido también en Europa, fue elegido presidente en las elecciones de 2022. Pero la Generación Z demostró en los últimos comicios locales que existen alternativas y expulsó del poder a numerosas familias relevantes. Su novela, escrita durante la época de Duterte, es —como tantas novelas de ciencia ficción—, también un comentario político. La mezcla que hace Olan de mitología y seres legendarios filipinos tradicionales con elementos de ciencia ficción contemporánea describe, sobre todo, una Manila del futuro en la que el revisionismo político, el robo de tierras y la expulsión de las culturas indígenas se enfrentan con una estrategia radicalmente elaborada y basada en raíces autóctonas. Olan afirma que la literatura filipina carece de confianza en sí misma, que piensa muy poco en el resto del mundo. Sin embargo, tiene lo que hay que tener: basta observar el asombroso movimiento del cómic independiente en Manila o la singular conciencia familiar que tienen los filipinos, que incluye también a los parientes no consanguíneos y que ya antes de la época colonial se expresaba en rituales como el Bayanihan. Para Olan —que también trabaja con mucho éxito en una agencia de márquetin y aplica las ideas de la Estrategia del Océano Azul tanto a la literatura como a su obra—, los robots, el romance y la venganza son algo más que simples motivos narrativos: forman parte de un futuro que se decide en el presente. ¡Nosotros decidimos el futuro!
Amor, responsabilidad y esperanza - Un podcast con Angeli E. Dumatol
 
La autora de novela juvenil y romántica Angela E. Dumatol, que se sienta frente a mí tras la entrevista con Olan, también escribe sobre la autodeterminación. Pero más que la posibilidad de un futuro autodeterminado, lo que le interesa en su obra es un presente autodeterminado, lo cual demuestra sobre todo una cosa: que, a pesar de todas las penurias que la Filipinas contemporánea depara a la vida de la gente corriente, no hay que ignorar la posibilidad de la felicidad. Esa felicidad la plasma en sus libros para adolescentes y adultos jóvenes, centrados en historias de amor tradicionales. Aunque forma parte de un grupo de autores y lectores que tratan temas de género fluido, ella se define como cisgénero, y así lo reflejan sus obras. Como doctora en medicina nuclear, también incorpora su experiencia profesional, por ejemplo en el relato First Cut de la antología The Doctor is in Love, que trata inicialmente sobre la rivalidad profesional y, en última instancia, sobre la decisión entre el amor y la carrera. A través de su escritura, sin embargo, no solo quiere transmitir la esperanza de un final feliz, sino también subrayar la necesidad de la resposabilidad individual. Y para ello, Filipinas está bien preparada: es, como ya había señalado Olan, una sociedad extraordinariamente familiar.
Nunca fui especialmente sociable
Entre la columna y la mentalidad colonial - Un podcast con Jessica Zafra
 
Esta sociedad familiar también tiene su envés, y la autora Jessica Zafra, que se hizo famosa con sus columnas "Twisted", lo cuenta en su inteligente y mordaz novela de debut The Age of Umbrage. He quedado con Zafra delante de una de las grandes librerías de Manila, Fully Booked, en Bonifacio Global City. Desde el Latitude Bean+Bar se tarda media hora en scooter hasta este otro extremo de la metrópolis. Una vez que dejas atrás la parte antigua de Manila, cuyos edificios y calles respiran el paso del tiempo, y atraviesas a toda velocidad esta enorme megalópolis, parece que no solo transcurre media hora, sino que se atraviesan mundos en su diversidad arquitectónica y en sus jerarquías de ricos y pobres, para finalmente aterrizar en un planeta que no podría ser más moderno (y más rico), con aceras y paseos y guardias de seguridad que, de manera amable pero firme, te indican si estacionaste mal el scooter. Nos sentamos en una cafetería que ya ofrece dulces navideños en agosto, algo que en Filipinas no sorprende demasiado, puesto que en los ferris nocturnos que conectan las islas, en agosto puedes encontrarte con gente que ya hablan con entusiasmo de comprar por fin su árbol de Navidad. Zafra, que lleva comida para gatos en una mochila bajo la mesa para alimentar a los felinos callejeros del barrio después de nuestro encuentro, explica por qué su novela debía situarse precisamente en la época de Marcos. Por un lado, ella es una "Martial-Law-Baby", (nacida durante la ley marcial) y por otro, la historia de formación de su joven heroína permite mostrar de forma muy clara la difícil situación de Filipinas en la actualidad. Al igual que su personaje, ella misma no era especialmente sociable de joven, lo cual tuvo la ventaja de permitirle diseccionar el mundo con más crudeza que otros. Por supuesto, muchas cosas han cambiado desde Marcos; por ejemplo, la clase media se ha empoderado. Pero como la industria cinematográfica ya no funciona tan bien, cada vez más estrellas del mundo del cine se dedican a la política y se convierten en senadores, y eso es terrible. Al igual que en su debut literario o en el cuento sobre la diáspora La Aventurera, publicado en Literatur.Review, en su nueva novela, aún inédita, también aborda el sueño de la diáspora aunque desde un ángulo histórico poco conocido: los viajes y estudios de Rizal y sus amigos en el siglo XIX, una importante piedra angular de todo lo que sucedió posteriormente en Filipinas en el ámbito político y literario. Zafra es dolorosamente consciente de que, pese a todas las revoluciones, el país sigue dividido lingüísticamente. Con una risa amarga, comenta que la mayoría de los autores invitados a la Feria del Libro de Fráncfort de este año escriben en inglés, y ella misma no es más que otro ejemplo de esta realidad. Cuando leyó Aswanglaut de Allan Derain, escrita en filipino, en varias ocasiones tuvo dificultades de comprensión.
El monolingüismo es una vergüenza
Mitos, lengua y futuro - Un podcast con Allan Derain
 
Llueve a cántaros cuando, a la mañana siguiente, me subo a mi scooter con un chubasquero que me queda pequeño para encontrarme con Allan Derain. Imparte escritura creativa y filipino en la Universidad Ateneo, donde también estudió José Rizal. La lluvia, las carreteras congestionadas y unas obras muy traicioneras justo antes de llegar a la universidad casi echan por tierra todas las esperanzas de llegar a tiempo al campus de Katipunan, pero incumpliendo algunas normas de tráfico consigo hacerle mis preguntas a Derain en una sala de conferencias poco después de las ocho. Me interesa especialmente cómo se ha ido conformando su literatura única, disponible en Literatur.Review a través del relato Tungkong Langit + Alunsina. Su enfoque etnohistórico le fue transmitido durante sus estudios a través de la lectura de Barangay: Sixteenth-Century Philippine Culture and Society de William Henry Scott. Hoy en día, subraya Derain, es aún más importante en tiempos de cambio climático reimaginar sociedades que todavía sigan en armonía con la naturaleza. Y la complejidad de los mitos antiguos, como el de Aswang —un semidiós compuesto de múltiples entidades— es también una especie de modelo para nuestro futuro. Pienso en Tablay de Olan, que de manera completamente diferente reactiva los viejos mitos y los traslada a un futuro positivo, aunque ficticio. Sin embargo, explica Derain, la realidad no es tan positiva: los antiguos mitos han ido desapareciendo con la expansión del cristianismo y la construcción de carreteras, porque un semidiós como el Aswang necesita bosques, y estos se están talando. Además, los portadores de los antiguos mitos también están desapareciendo: los babaylans, los curanderos y chamanes, y los cantantes de las antiguas epopeyas, a quienes Derain entrevista para preservar su conocimiento.
Hay estudiantes con los que me reuní de antemano que votarían una novela como Aswanglaut entre las diez mejores de la literatura filipina contemporánea, pero Derain no se hace ilusiones al respecto. Los estudiantes del Ateneo, que en su mayoría proceden de entornos urbanos, acomodados y anglófonos, aceptan los cursos de filipino como lo que son: una fastidiosa asignatura obligatoria. Resulta difícil transmitir que el monolingüismo es una desgracia y el multilingüismo una oportunidad.
Más allá de las inundaciones de Manila
A las nueve, cuando empiezan las primeras clases de Derain, me dirijo de nuevo al centro de la ciudad para encontrarme con Chuckberry Pascual en un café de Malate, en la "vieja" Manila. Pero la lluvia arrecia, y las avenidas de Manila empiezan a parecerse cada vez más a la distopía urbana de Blade Runner, de Ridley Scott. Llega un momento en que todo se detiene y todas las calles están tan inundadas que tengo que aparcar mi scooter y avanzar con el agua hasta las rodillas. Unas semanas más tarde, en septiembre, 130.000 manifestantes protestarán en Manila contra esta situación, porque el hecho de que el sistema de protección contra las inundaciones no exista se debe principalmente a la corrupción y la mala gestión. Las inundaciones también suponen un contratiempo para Pascual y posponemos nuestra reunión hasta el día siguiente.
Al menos, el metro sigue funcionando y es gratuito. Bebang Siy me explica entre risas que es la forma que tiene la ciudad de disculparse por el desastre. Nos dirigimos a Cavite, donde vive con su pareja, el cineasta y editor Ronald Verzo. Más allá de las inundaciones de Manila, en Cavite, la ciudad donde el 12 de junio de 1898 Emilio Aguinaldo proclamó la independencia de Filipinas desde el balcón de su casa y se convirtió en el primer presidente del país, ya no se siente uno dentro de una distopía vivida, sino más bien como en casa. Y más aún en la casa de Siy y Verzo, repleta de libros y donde dos niños retozan por la casa o se comunican con sus artilugios electrónicos como en cualquier otro lugar del mundo. Por la noche, hablamos largo y tendido sobre la Grassroot Publishing, el proyecto de Verzo, que anima a los autores de regiones apartadas o de la diáspora a escribir y a inspirar a su vez a su entorno a hacer lo propio. De este modo, Balangay Books ha publicado títulos muy diversos: Ausländer, de Al Joseph Lumen, que describe las luchas cotidianas y los triunfos silenciosos de los emigrantes filipinos en Alemania; Pasasaan, de Jesus Aman Calvario, que retrata la lucha del autor contra la esquizofrenia; o Sa Ika-ilang Sirkulo ng Impiyerno, de Miguel Paolo Celestial, un estremecedor descenso al infierno de la adicción, el deseo queer y la lucha por la supervivencia. Y, por supuesto, el gran éxito de Bebang Siy: It's a Mens World.
¿Hay que temer más a los monstruos o a los hombres?
Entre monstruos y hombres - Un podcast con Chuckberry Pascual
 
La tarde siguiente emprendo el camino de vuelta a Manila, esta vez a Ciudad Quezon, el "distrito" más grande del área metropolitana de Manila, con casi tres millones de habitantes. Chuckberry Pascual ya está esperando en el Kandle Café, y con un black matcha enseguida empezamos a hablar de su perturbador relato Room 202, publicado en Literatur.Review, y de su obra radical, donde, al igual que Derain y Olan, amalgama de forma muy actual y política la antigua mitología filipina de los monstruos Aswang. También surge la cuestión de si debemos temer más a los monstruos o a las personas ante las actuales transformaciones políticas a favor de los sistemas autocráticos. Pascual explica que, desde Duterte, la política ha dividido a las familias y que en las fiestas —como ocurre en Estados Unidos—, hablar de política se ha vuelto un tabú, algo especialmente trágico teniendo en cuenta la consideración casi sagrada que los filipinos otorgan a la familia. Como a Derain, a Pascual también le cuesta convencer a sus alumnos de la Universidad de Filipinas para que escriban en filipino y no solo en inglés. Sencillamente, los estadounidenses fueron mucho más listos que los españoles durante su breve interludio colonial: "En lugar de privarnos de su lengua, nos la regalaron". Con todas las consecuencias que siguen candentes hasta hoy: no sólo la Constitución está escrita en inglés, también los tribunales funcionan en inglés... y el Gobierno no deja de presionar a la población para que aprenda el idioma de la globalización, aunque la mayoría ni siquiera sería capaz de defenderse ante un tribunal en su lengua autóctona. Precisamente por eso intenta acercar a sus alumnos tanta literatura autóctona filipina como sea posible, para mostrarles que no solo en el amplio mundo anglófono existen grandes pensadores y escritores, sino también en su propio país. Sin embargo, estos tampoco han tenido siempre una vida fácil: no solo bajo Duterte se prohibieron libros y se amenazó a autores, sino que recientemente un poeta fue asesinado por ser un declarado opositor al gobierno. "Aun así —subraya Pascual—, también hay un lado positivo: hay más autores y editores que nunca, aunque las cifras de lectores no sean tan alentadoras y con 500 ejemplares vendidos ya se alcance estatus de bestseller". Esto recuerda a lo que menciona Caroline Hau en su sombría novela Tiempo Muerto: que hoy en día los libros más importantes en Filipinas son la Biblia y los libros de cocina.
Algo va terriblemente mal
Escribir entre la vida y la muerte - Un podcast con Michael Beltrán
Unas calles más allá, en el Half Saints Cafe, el periodista Michael Beltrán me cuenta más de lo que me hubiera gustado sobre los "opositores declarados al gobierno" que menciona Pascual, ya que, como periodista, escribe menos sobre la verdad o la falsedad que sobre la vida y la muerte, lo que parece plausible dada la información recogida por numerosas organizaciones de derechos humanos. Además de la clásica "etiqueta roja" (marcar a alguien como comunista), al actual gobierno de Marcos Jr. le gusta utilizar la "etiqueta del terror" para retirar de la circulación a activistas de todo tipo, políticos o periodistas. Solo en lo que va de año, 227 activistas han sido silenciados en virtud de las nuevas leyes antiterroristas.
 
Beltran ha escrito una biografía recientemente traducida al alemán sobre el fundador del Partido Comunista de Filipinas, (Der singende Gefangene und die Bibliothekarin mit nur einem Buch; en el original inglés The Singing Detainee and the Librarian with One Book: Essays on Exile), cuyos partidarios y no partidarios han sido objeto de notorias "etiquetas rojas" desde finales de la década de 1960. José María Sisón, alias Joma, tuvo que abandonar el país y murió exiliado en Holanda en 2022, donde Beltrán aún alcanzó a visitarlo. Desde una perspectiva europea, después de las grandes "obras de alienación" comunista como Eclipse de Sol, de Koestler, o Como una lágrima en el océano, de Sperber, resulta asombroso que el comunismo siga desempeñando un papel en Filipinas. Pero quien, como Beltrán, tenga una madre que luchó como guerrillera por la justicia durante la época de Marcos y fue torturada por ello, quizá perciba con más claridad las pequeñas y grandes injusticias de la sociedad filipina: por un lado, es el único país del mundo donde el divorcio sigue siendo ilegal y, por otro, las personas en tratamiento psiquiátrico reciben una tarjeta de descuento que también es válida en los cafés. Aunque hay buenas clínicas privadas, los ciudadanos de a pie tienen que esperar ocho horas para una consulta menor y, por tanto, pierden sus ingresos diarios. Puede que Filipinas sea económicamente próspero, pero sigue siendo uno de los países con la injusticia social más acusada. Beltrán subraya que el hecho de que la gente siga levantándose en armas se debe al sentido de familia y comunidad que existe en la región. Porque donde esto existe, también hay "movimientos" que se organizan más rápidamente que en otros lugares.
Kafka es una buena forma de ampliar las fronteras de nuestros idiomas
"Si conoces las calles de un país, conoces el país", me explicó una vez un amigo durante un viaje en autobús por Uganda. Esto también se aplica a Filipinas. A diferencia de Jagor, que viajó en barco hasta Bícol —la península situada a casi 400 kilómetros—, yo tomo el autobús, que tarda doce horas en cubrir la distancia. No por el autobús, sino porque se trata de una carretera absurdamente estrecha, repetidamente bloqueada por obras que parece una broma de mal gusto para el volumen de tráfico que soporta. La pequeña carretera de entrada a la provincia es también , por supuesto, una decisión política, según me explica Kristian Sendon Cordero tras mi llegada a Naga City a última hora de la tarde. Es una forma de controlar mejor una provincia históricamente rebelde. Cordero es escritor, cineasta, traductor y activista cultural. Su centro cultural Savage Mind es una librería, cine, galería y cafetería todo en uno. Pero la labor de Cordero va mucho más allá de Naga City. Al día siguiente, recorremos la región en un todoterreno reconvertido en biblioteca móvil. Cordero me habla de los "pueblos fantasma": grandes casas vacías construidas por filipinos de la diáspora para un posible regreso, pero, sobre todo para que su tamaño haga olvidar lo "pequeña" que es la vida en el extranjero.
El arte del reciclaje desde el atelier del jardín - Un podcast con Frank V. Peñones Jr.
 
Visitamos a Frank V. Peñones Jr., poeta, traductor, actor, artista visual y uno de los iniciadores del actual renacimiento literario en Bícol. Un movimiento que, sin embargo, nunca lo ha tenido fácil. Por ejemplo, el idioma bicolano fue suprimido en las escuelas en 2024 porque los resultados en matemáticas estaban por debajo de la media nacional. Peñones me habla de sus inicios como escritor y activista y de su actual trabajo como artista visual: obras creadas en un estudio al aire libre en Iriga City, elaboradas principalmente con materiales reciclados.
Esculturas, coches y pinturas - Un podcast con César Gumba
Junto con Peñones, pasamos por el extinto volcán Monte Iriga, a cuyas faldas Jagor realizó una investigación de campo, y visitamos a otro artista, César Gumba, quien además de grandes pinturas y esculturas, también está trabajando en una impresionante colección de automóviles y quiere devolver a la vida el "coche de época" que su padre le regaló cuando decidió dedicarse al arte en contra de los deseos de sus padres.
 
Pasado, presente y futuro - Un videocast con Mia Tijam, Dr. Mary Jane Guazon Uy y Trixie Adviento Odiamar
El arte de Gumba me envuelve un día después en toda su fascinante complejidad, ya que Cordero ha organizado un pequeño panel de debate en la galería de su centro cultural. Con Mia Tijam, la doctora Mary Jane Guazon Uy y Trixie Adviento Odiamar, hablo en profundidad sobre las obras de estas autoras y una vez más me sorprenden los contextos tan diversos y complejos de la literatura que estamos comentando: la historia colonial y su eco en el presente, las transformación de las identidades de género desde la época precolonial hasta nuestros días, la persistencia de la resistencia armada en la región y, por supuesto, la historia y las lenguas de Bícol y su papel dentro de la diversidad lingüística filipina.
Entre violencia, lengua y sueño - Un podcast con Kristian Sendon Cordero
Cordero me explica las oportunidades que surgen de esta diversidad después de que hayamos hablado largo y tendido de su relato Santiago's Cult, publicado en Literatur.Review a principios de agosto. La historia —un brutal acto de equilibrio entre la ternura y la crueldad durante los tiempos de la ley marcial de Marcos— para él pertenece al pasado; actualmente está trabajando en relatos sobre otras zonas grises de la violencia y sobre cómo la introducción de la confesión ha transformado la identidad de los habitantes de Bícol. En general, dice, siempre se trata de limbos liminales.
 
Esto me rescuerda a su versión en bicolano de La metamorfosis de Kafka, donde además se tomó la libertad de traducir los balbuceos del escarabajo de Gregor a otra lengua bicolana, la rinconada. "Fue un verdadero placer llevar las lenguas al límite", explica Cordero. Esta historia es muy importante para él porque siempre ha estado abierto a la literatura kafkiana, incluso sin saberlo —por ejemplo, cuando escuchaba de niño la La leyenda de la piña. Cuando por fin le pregunto cómo lo compagina todo —activismo cultural, literatura y luego cine, por no hablar de la reconstrucción de su centro tras las graves inundaciones del año pasado—, Cordero sonríe: "Sólo tenemos que dormir lo suficiente y masticar bien. La gente no duerme y no mastica bien".
Escribir en filipino es una apuesta arriesgada
Entre el suburbio, el idioma, la edición y el sonido - Un podcast con Ronaldo S. Vivo Jr.
Al final de mi viaje, estoy, como Jagor, de vuelta en Manila y una vez más sentado en una diáfana oficina municipal . Esta vez, sin embargo, no en el CCP de Bebang Siy, sino en el ala antigua del ayuntamiento de Makati, en el Departamento de Planificación Urbana. Aquí es donde gana la vida uno de los autores de más éxito del país, que escribe sistemáticamente en filipino. Sin embargo, explica Ronaldo S. Vivo Jr, autor de la exitosa trilogía Dreamland, no tenía muchas opciones, aunque escribir en filipino es una apuesta arriesgada. Primero tuvo que probar con la autoedición, ya que nadie quería publicar una obra así en filipino. Vivo creció en una familia de los barrios marginales. Su madre se ganaba la vida vendiendo huevos de pato y su padre como pintor de brocha gorda. Y como la casa de su padre estaba llena de películas de Hong Kong y una colección de películas de Pacino y De Niro, por no hablar de numerosísimos cómics, estos se convirtieron en su modelo de escritura. Escribe como quien monta una película, y los géneros —artes marciales, novela negra y policíaca— también le han influido.
El hecho de que la trilogía se convirtiera en un éxito tan grande no se podía prever, ni siquiera después de los primeros éxitos de la autoedición. También porque los libros criticaban al régimen de Duterte y tuvo que defenderse de ciberataques de todo tipo, razón por la que ya no utiliza ninguna cuenta en las redes sociales. Hasta el éxito de su trilogía, en realidad solo había hecho cortometrajes de presupuesto cero y había tocado la batería en varios grupos musicales, cosa que sigue haciendo hoy: rock psicodélico, post y death metal, así como hardcore punk, en grupos como Basalt Shrine, Abanglupa, The Insektlife Cycle, Dagtum e Imperial Airwaves. En la actualidad, esto ha dejado de ser así porque la escritura ocupa más espacio. Ha comenzado una nueva trilogía en la que ya no se blasfema tanto —en filipino hay cien formas de decir "joder" , y las palabras malsonantes forman parte de la vida cotidiana en los barrios marginales, ya sean positivas o negativas—, y que está centrada en la historia de Filipinas. La trilogía "Arson", cuyo primer volumen gira en torno a los héroes desconocidos de la revolución y la época colonial, tratará también la colonización estadounidense y la ocupación japonesa. Todo ello, por supuesto, en filipino. Pienso en Decolonising the Mind de Ngũgĩ y en cómo el lenguaje descoloniza, y Vivo parece confirmar los pensamientos de Ngũgĩ cuando relata una velada en un círculo de lectura, cuyos miembros le confesaron que su obra era el primer libro escrito en filipino que habían leído y comentado. Y que, además, les había gustado.
Si me hubiera quedado en Filipinas, sería un escritor diferente
Entre el hogar y el exilio - Un podcast con Cecilia Manguerra Brainard
Si tuviera un deseo mágico por cumplir, le ofrecería a un antropólogo de la vieja escuela como Fedor Jagor la oportunidad de viajar en el tiempo hasta nuestros días. ¿Cómo afrontaría los encuentros de este viaje literario que siguiera sus huellas geográficas, y cómo entendería el concepto de nuestro mundo globalizado actual, en el que también las personas y los autores abandonan su país y pasan a formar parte de otra cultura? Es el caso de Cecilia Manguerra Brainard, que comenzó a escribir siendo niña en una familia de clase media de Cebú, y de joven se fue a California a estudiar cine, pero acabó dedicándose a la escritura y convirtiéndose en una de las autoras de más éxito de la diáspora filipina en Estados Unidos. Me pongo en contacto con ella a través de una llamada de Zoom en su casa de Santa Mónica y, a pesar de la distancia, la conversación es tan cercana e íntima como las que he tenido con cualquier otro autor que haya conocido en mi viaje.
 
A pesar de la distancia geográfica, Brainard sigue siendo una autora filipina y visita el país con regularidad. Sus historias son siempre historias de Cebú, aunque escritas en inglés, ya que ella se crió en inglés y no en cebuano. Sin embargo, está segura de que sería una autora muy diferente si se hubiera quedado en Filipinas. Ciertamente, no comparte el destino de Thomas Mann, cuya estancia en el exilio modificó de forma duradera su escritura y su pensamiento, pero también es una autora "PhilAm" cuyas novelas, como The Newspaper Widow mezclan memoria, historia colonial y empoderamiento femenino, y que también ha tenido que lidiar con las bendiciones y maldiciones del mundo editorial estadounidense: a veces la desean, otras la rechazan si las cifras de ventas no son óptimas. Ahora no le preocupa tanto, además, sus libros se traducen a otros muchos idiomas. Le preocupa más el declive de la "alta literatura", aunque ella misma reconoce que los nuevos géneros "de moda" y sus autores hacen sin duda todo lo posible por dar lo mejor de sí. No obstante, al igual que Bebang Siy, Brainard afirma que Filipinas necesita más literatura "seria" para afrontar el presente y el futuro con todas sus crisis.
Y quizá también —como me dijo Justin, un estudiante de la Universidad Politécnica, durante mi último día en Manila, en la legendaria librería Solidaridad, amenazada de cierre— un nuevo concepto de cultura que podría vincularse con la época precolonial, cuando la música y las conferencias aún eran gratuitas y accesibles para todos.
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