Entre la memoria ancestral y el futuro digital

Yolanda Arroyo Pizarro (Guaynabo, Puerto Rico, 1970), afrodiva caribeña y afrolesbiana, catedrática y escritora premiada. Ha publicado libros que promueven el debate sobre la afroidentidad y la sexodiversidad. Es directora del Departamento de Estudios Afropuertorriqueños, un proyecto performativo de escritura creativa con sede en la Casa Museo Ashford de San Juan, Puerto Rico. También es fundadora y directora de la Cátedra de Mujeres Negras Ancestrales, en respuesta al llamamiento de la UNESCO para celebrar el Decenio Internacional de los Afrodescendientes. En 2015 fue invitada por la ONU a hablar sobre las mujeres, la esclavitud y la creatividad como parte del programa «Recordando la esclavización». Su colección de relatos cortos las Negras, ganadora del Premio Nacional de Relatos Cortos 2013 del PEN Club de Puerto Rico, explora los límites del desarrollo de los personajes femeninos que desafían las jerarquías de poder. Caparazones, Lesbofilias y Violeta son algunas de sus obras que exploran la transgresión desde un lesbianismo abiertamente visible. También ha ganado el Premio del Instituto de Cultura Puertorriqueña en 2012 y 2015, y el Premio Nacional del Instituto de Cultura Puertorriqueña en 2008. Su obra ha sido traducida al francés, alemán, húngaro, italiano y portugués.
"La literatura es, todavía, una trinchera. En lo digital, se vuelve además archivo vivo, acto performativo, posibilidad de réplica instantánea". Yolanda Arroyo Pizarro
(1) La escritura en minúscula del artículo determinado, en el título del libro, resalta la escritura en mayúscula de Negras, confiriéndole de este modo una clara agencia narrativa a las mujeres protagonistas de las diversas historias.
En una época donde los algoritmos moldean nuestras realidades y las redes sociales redefinen las formas de resistencia, surge una pregunta fundamental: ¿cómo pueden las voces afrodescendientes no solo participar, sino liderar la transformación del espacio digital? La respuesta la encontramos en la obra y el activismo de Yolanda Arroyo Pizarro (1970), escritora puertorriqueña que ha logrado tender puentes extraordinarios entre la memoria ancestral y las posibilidades emancipatorias de las tecnologías digitales.
Arroyo Pizarro no es solo una narradora de historias; es una arquitecta de futuros posibles, una hackeadora de narrativas dominantes, una ciberactivista que teje resistencias desde el Caribe hacia el mundo. En este artículo, nos ocuparemos de sus obras las Negras (1) (2013) y Afroalgoritmo (2023) y de su ejercicio activista.
las Negras es un libro de relatos en el que la autora retoma historias de mujeres esclavizadas, que le fueron en parte contadas por su abuela Petronila. La obra ha sido reeditada varias veces, traducida al inglés y es uno de los referentes contemporáneos en América Latina sobre feminismo negro y antirracismo. Afroalgoritmo, por su parte, es una colección de textos que explora la pluralidad de los cuerpos negros, intenta romper la determinación algorítmica y articula narrativas donde la memoria ancestral se conecta con proyecciones futuras dignas.
(2) El concepto de afrociberactivismo ha sido presentado por la investigadora gabonesa, residente en Senegal, Odome Angone, en diversos espacios, académicos y personales.
El trabajo de Yolanda Arroyo Pizarro, particularmente el diálogo entre sus libros las Negras (2013) y Afroalgoritmo (2023), constituye un laboratorio único para comprender de qué manera la literatura afrocaribeña contemporánea funciona como una forma temprana de afrociberactivismo. Este concepto, definido por Odome Angone como "el conjunto de prácticas, movimientos y discursos disidentes 2.0, gestados en su mayoría, en clave decolonial e interseccional, desde las redes sociales para dar voz e identidad propia a colectivos afro inmersos en múltiples opresiones de índole sistémica"(2), encuentra en Yolanda Arroyo Pizarro una de sus manifestaciones más sofisticadas. Su obra combina estrategias narrativas que conectan directamente con las formas contemporáneas de resistencia digital afrocentradas: la visibilización y contranarración de las historias olvidadas o no contadas, la construcción de redes transnacionales mediante el uso estratégico de un multilingüismo, y la documentación testimonial con la presencia de una agencia narrativa. Así entendido, el afrociberactivismo nos permite examinar cómo las literaturas afrocaribeñas, al articularse con prácticas ciberactivistas, amplían el campo de acción de la resistencia literaria en la era digital, convirtiéndose en herramientas fundamentales para la reconfiguración identitaria y la lucha contra las formas contemporáneas de racismo y exclusión.
libros 787las Negras | Yolanda Arroyo Pizarro | Libros 787 | 150 páginas | 18.95 USD
La obra de Yolanda Arroyo Pizarro nos muestra que la literatura no solo puede anticipar las formas contemporáneas de activismo digital, sino que puede funcionar como laboratorio para desarrollar estrategias más complejas de transformación social. Su trabajo nos recuerda que el futuro no es algo que nos sucede, sino algo que podemos escribir, hackear y transformar desde nuestras propias genealogías de resistencia. Para comprender mejor estas dinámicas, conversamos con la autora sobre su trayectoria, sus experiencias como mujer afrocaribeña migrante y su visión de la literatura como tecnología disidente.
María Ignacia Schulz: Entre las Negras (2013) y Afroalgoritmo (2023) han pasado diez años. ¿Podrías decirnos cómo ha sido este proceso y qué te lleva a interesarte por el mundo digital que se revela en el título de la segunda obra?
Yolanda Arroyo Pizarro: Ese tránsito ha sido, en muchos sentidos, una evolución y una insurrección. las Negras nace de un deseo visceral por recuperar nuestras memorias ancestrales, de narrar a las mujeres negras esclavizadas desde su dignidad y agencia. En cambio, Afroalgoritmo propone un salto en el tiempo: es mi intento de preguntarme cómo se verán las luchas afrofeministas en el futuro, en un Caribe distópico moldeado por inteligencias artificiales, control de datos y vigilancias coloniales reconfiguradas.
Mi interés por lo digital no es reciente ni superficial: en mi curriculum vitae se indica que soy especialista en tecnología educativa desde 1999. Soy de las primeras egresadas de la Academia Microsoft Office en Puerto Rico y formé parte del equipo que adiestró a casi 4,000 docentes de la isla en el uso de la Suite Office. Esa relación temprana con la tecnología me dio herramientas, pero también una mirada crítica. Hoy exploro cómo esos algoritmos, que se nos venden como neutrales, reproducen sesgos coloniales y raciales. Escribo ciencia ficción afrodiaspórica para reclamar ese territorio imaginativo como nuestro.
¿De qué manera tu experiencia como mujer afrocaribeña en contextos migratorios alimenta las narrativas de resistencia en tus obras?
Migrar siendo negra no es igual que simplemente migrar. Hay una hipervisibilidad de nuestros cuerpos, una sospecha constante, una vigilancia emocional que se deposita sobre nosotres. Cada uno de mis textos lleva la marca de esas travesías. Ya sea que esté escribiendo sobre esclavizadas cimarronas del siglo XVIII o sobre cyborgs negras en el 2300, estoy escribiendo siempre desde una conciencia migrante: el cuerpo desplazado, el idioma como frontera, el deseo de construir hogar donde nos dijeron que no pertenecíamos.
El día del lanzamiento en Madrid del libro Mientras dormías, cantabas, cuando todo comenzaba, dos españoles xenófobos lanzaron piedras a la autora del sello Yeguas de Troya de Penguin, y a las migrantes que nos acompañaban con Gabriela Wiener. "¿Por qué no os vais?", decían. "Tranquila, es normal", nos consolaban. Ese suceso me hizo pensar en otros dos acontecimientos recientes: Primero, una colega escritora de México nos compartió en Madrid que el código de entrada de su hotel durante la Feria del Libro era "1492". Un número que, para muchxs, no representa una bienvenida sino una herida abierta. Segundo, mientras intentaba tomar un taxi vestida con mis telas afrocentradas y un turbante, el taxista me indicó que casi no me deja subir por "mi turbante y mi ropa". Al bajarme me preguntó de qué religión era y me advirtió que eso podría afectar mi puntuación de Uber. Días después, efectivamente, mi perfil de usuaria se vio afectado. Esto no es casualidad. Es racismo cotidiano, es colonialidad persistente, es violencia simbólica y real que sigue, que continúa, que no se detiene.
Pero esta extranjerización no solo ocurre en el exterior. En mi propio país, Puerto Rico, algunos no me ven como puertorriqueña. Al verme, me hablan en inglés, como si yo no fuera de aquí, o me preguntan dónde nací. Soy "otra cosa", tanto desde la territorialidad como desde la disidencia sexual. No encajo en la narrativa oficial de la identidad puertorriqueña: demasiado negra, demasiado lesbiana, demasiado contestataria. Esa otredad impuesta también migra conmigo, me convierte en extranjera incluso en mi propia tierra.
Nosotres seguimos denunciando, escribiendo, reclamando, aunque duela. Seguimos trenzando resistencia, así nos lancen piedras. En mi relato “Wanwe”, por ejemplo, la protagonista migra involuntariamente. Su viaje forzado al territorio otro y al futuro, a otra dimensión y otro lugar, es una metáfora expandida de nuestras múltiples migraciones reales, las del cuerpo y las del espíritu. Ella carga, como tantas de nosotres, con una historia que no pidió pero que transforma. En ese relato, como en mi vida, la escritura aparece como vehículo de resistencia.
Tú eres una escritora que también está presente en el mundo digital y desde allí ejerce resistencia, igual sucede con tu trabajo literario. ¿Cómo construyes el puente entre lo literario y lo digital?
Mi activismo no está separado de mi literatura. En redes sociales, en campañas como #PeloBueno, #SaladeLecturaAntirracista, #CelestinaCordero y #EnnegreceTuProntuario, he tejido espacios de pedagogía comunitaria, memoria viva y contrarrelato. La poesía y el ciberactivismo se fusionan cuando comparto microversos que denuncian, cuando documento performance afrofuturistas, cuando impulso campañas de justicia afroqueer. Esos puentes se construyen escribiendo desde un lenguaje que no busca la neutralidad, sino la ternura radical y la provocación.
La campaña #PeloBueno ha dado frutos de resistencia concreta entre la niñez afrodescendiente que sufre acoso escolar por el bullying hacia su pelo. Desde lo digital hasta lo pedagógico, esta campaña ha generado espacios de orgullo y autoafirmación. Con #SaladeLecturaAntirracista, cada año se multiplican los esfuerzos de creación de bibliotecas y centros culturales afrocentrados, espacios que rompen con el canon hegemónico y siembran otras narrativas en comunidades históricamente marginadas. #CelestinaCordero logró que bibliotecas, escuelas y jornadas educativas lleven el nombre de esta pionera negra de la educación en Puerto Rico, cuyo legado había sido silenciado.
#EnnegreceTuProntuario ha tenido un impacto directo y sostenido en la academia: muchísimos profesores han transformado sus prontuarios gracias a la campaña, incorporando contenido afrocéntrico, y muchos de ellos me han invitado luego a sus cursos para dialogar con el estudiantado. Este trabajo colectivo e insistente también contribuyó a un logro histórico: en diciembre de 2024, el Departamento de Educación de Puerto Rico adoptó por primera vez un currículo afrocentrado y antirracista.
Además, mi vinculación con el ámbito digital es también formativa y profesional. Desde 1999, —como ya he mencionado— me desempeño como especialista en tecnología educativa, y he sido instructora de plataformas como Microsoft, Google y sistemas de algoritmos aplicados a la educación. Fui de las primeras egresadas de la Academia Microsoft Office en Puerto Rico, y formé parte del equipo que adiestró a cerca de 4,000 docentes en el uso de herramientas digitales. Esa experiencia me permite comprender, desde dentro, cómo funcionan los sistemas que moldean nuestra manera de producir y consumir conocimiento.
Construyo puentes entre lo literario y lo digital porque los algoritmos también cuentan historias. Lo que no se nombra en ellos, no existe. Y por eso me interesa intervenirlos, hackear sus lógicas, usar la escritura como una herramienta que dialogue —o dispute— con esas estructuras. Desde mi poesía hasta mis publicaciones afrofuturistas, me posiciono como una creadora que no le teme a la tecnología, pero que la aborda desde una mirada crítica, racializada, feminista y anticolonial.
Conversemos un poco sobre afrociberactivismos, estos movimientos de resistencia afrocentrados que usan el espacio digital como medio de difusión y construcción de conocimientos y resistencias… ¿consideras tu práctica literaria como una forma de afrociberactivismo?
Sin duda. Yo escribo libros, pero también escribo tuits, manifiestos, ciberliturgias. Lo hago en trance, realizo literatura de oráculo y por eso incluso he escrito una biblia Afro titulada Cüiruba. Mi práctica literaria no está disociada del acto político de ocupar el espacio digital con nuestras voces negras, nuestras memorias, nuestras contradicciones. Es una forma de afrociberactivismo que desafía la narrativa blanca dominante, que ensaya nuevas formas de comunidad y cuidado. Pero es también la afroescrivivencia de Evaristo. Es mi vida, yo vivo eso que escribo.
Para terminar, ¿cómo puede convertirse la literatura en una herramienta decolonial en el espacio digital contemporáneo?
La literatura es, todavía, una trinchera. En lo digital, se vuelve además archivo vivo, acto performativo, posibilidad de réplica instantánea. La literatura decolonial no es solo la que denuncia las violencias coloniales, sino la que imagina futuros donde nuestras cuerpas negras sean amadas, tecnológicas, libres. En ese sentido, escribir en y desde lo digital puede hackear las estructuras tradicionales del canon, del mercado, del Estado. Escribir se convierte en un acto de desobediencia y de sanación colectiva.
Reflexiones finales: Hacia futuros afrocentrados
La conversación con Yolanda Arroyo Pizarro nos revela los alcances de una propuesta literaria que trasciende los límites entre activismo y arte, entre memoria y futuro, entre lo local y lo global. Su trabajo nos invita a reimaginar las posibilidades de la resistencia en la era digital, nos muestra que la literatura afrocaribeña puede funcionar como laboratorio para desarrollar estrategias más refinadas de transformación social.
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La práctica literaria-activista de Arroyo Pizarro materializa las estrategias principales del afrociberactivismo contemporáneo, mencionadas al inicio de este artículo: la visibilización y contranarración de las historias olvidadas o no contadas, la construcción de redes transnacionales mediante el uso estratégico de un multilingüismo, y la documentación testimonial con la presencia de una agencia narrativa. El continuum que observamos de Las Negras a Afroalgoritmo no es casual: la formación tecnológica de la autora la posiciona de manera única permitiéndole la mirada crítica que permea su obra. Su comprensión de que los algoritmos "reproducen sesgos coloniales y raciales" establece las bases para su propuesta de literatura como tecnología de resistencia.
Las campañas digitales iniciadas nos hablan de la importancia de dar visibilidad. #CelestinaCordero recupera figuras históricas silenciadas; #SaladeLecturaAntirracista construye redes translocales y conecta a comunidades dispersas; #PeloBueno permite que la niñez afrodescendiente se valore positivamente. Los logros concretos alcanzados por dichas campañas muestran el potencial transformador de las tecnologías digitales.
Finalmente, queremos destacar la convicción de Yolanda Arroyo Pizarro al definir su práctica literaria como afrociberactivista, lo que reafirma nuestra idea de que la literatura afrocaribeña funciona, efectivamente, como una forma temprana de afrociberactivismo. Cuando nos habla de "ciberliturgias" y "literatura de oráculo" establece conexiones directas entre prácticas espirituales afrodiaspóricas y tecnologías digitales; mientras que su referencia a la "afroescrivivencia" de Conceição Evaristo sitúa su obra dentro de genealogías más amplias y ancestrales de resistencia literaria afrodescendiente.
En un momento histórico donde las tecnologías digitales reproducen sesgos coloniales y raciales, la propuesta de Yolanda Arroyo Pizarro de "reclamar la ciencia ficción afrodiaspórica como territorio imaginativo nuestro" es necesaria y urgente. Como ella misma afirma: "Nosotres seguimos denunciando, escribiendo, reclamando, aunque duela. Seguimos trenzando resistencia, así nos lancen piedras".
En esa resistencia trenzada entre memoria ancestral y futuro digital, entre literatura y activismo, encontramos no solo una nueva forma de entender el afrociberactivismo, sino una invitación a participar en la construcción de mundos más justos y libres.
Nota de la autora: Esta entrevista fue realizada en el marco de mi investigación doctoral donde exploro cómo las literaturas afrocaribeñas contemporáneas dialogan con las formas emergentes de resistencia digital. Una parte de este trabajo fue presentada en el II Congreso de Literaturas Hispánicas: Migraciones, diásporas, exilios y desplazamientos en las literaturas hispánicas del siglo XXI (Universidad de Villanueva – Universidad Internacional de La Rioja, junio 23 al 25 de 2025, Madrid, España).