Amor y movimientos inesperados en tiempos de dolor
PenguinSally Rooney | Intermezzo | Penguin | 416 páginas | 21,75 EUR
Intermezzo es la cuarta novela de la autora irlandesa Sally Rooney, y quizá la más lograda hasta la fecha. Convertida en un fenómeno mundial tras la publicación de Normal People en 2018, que obtuvo varios premios, fue preseleccionada para el Premio Booker de ese año y posteriormente adaptada a la televisión, sus novelas son muy esperadas. Ha sido aclamada como la "voz literaria de la generación millennial" y su estilo de escritura se ha comparado con el del autor estadounidense J. D. Salinger.
Ambientada entre Dublín y un pueblo rural ficticio del oeste de Irlanda, la novela se centra en dos hermanos en duelo, los Koubek, mientras negocian tanto la problemática relación entre ambos como sus respectivos enredos sentimentales tras la muerte de su padre a consecuencia de una larga enfermedad. Peter, de 32 años, es un abogado de derechos humanos en Dublín, aparentemente exitoso, sociable y cortés. Ivan, diez años más joven, es campeón de ajedrez y analista de datos con un empleo precario, todo cerebro y aparatos de ortodoncia, descrito por su hermano mayor ante una novia como "una curiosidad", "un tanto autista". Su madre irlandesa y su padre eslovaco se separaron cuando Ivan tenía cinco años, por lo que él ha soportado el peso de esa ruptura, y desde el principio queda claro que los hermanos no tienen una relación muy cordial. Aparte de sus antecedentes familiares comunes, no parecen tener mucho en común, y mucho menos un entendimiento mutuo, aunque ambos mantienen relaciones románticas que podrían considerarse poco convencionales. Peter sigue enamorado de una exnovia, Sylvia, profesora de una universidad de Dublín que sufre dolores crónicos como consecuencia de un accidente sufrido varios años antes que la dejó, entre otras cosas, incapacitada para mantener relaciones sexuales. Ella ha puesto fin a la relación y la posterior promiscuidad de Peter se ha acabado con Naomi, una estudiante de 23 años con problemas de vivienda y dinero. Ambas mujeres son conscientes de la existencia de la otra, y este triángulo amoroso se contrapone al conmovedor e incipiente amor entre Ivan y Margaret, una divorciada de 36 años que trabaja en un centro artístico rural y a la que Ivan conoce cuando asiste allí a un torneo de ajedrez.
La "acción", tal como es, se desarrolla a lo largo de los tres meses que van de octubre a diciembre (el "intermezzo" o "interludio" del título), aunque, como en las otras novelas de Rooney, no está centrada en la trama. Se trata más bien de una reflexión sobre las relaciones, tanto familiares como íntimas, y su potencial naturaleza transformadora. Relaciones en toda su crudeza: los malentendidos, los fallos de comunicación, las pequeñas atrocidades que cometemos -incluso inconscientemente-, contra aquellos a quienes amamos, y la simple alegría de estar exactamente con la persona adecuada, aunque sólo sea por un momento. Intermezzo es también un término ajedrecístico que significa "jugada intermedia" o movimiento inesperado que obliga al adversario a actuar de inmediato. Los personajes de Rooney se mueven con maestría, a veces acercándose, a veces alejándose, en un angustioso juego de poder, pérdida y movimientos impredecibles.
Todos los elementos habituales de Rooney entran en juego aquí (relaciones intensas y desiguales, padres ausentes, digresiones sobre el mercado de alquiler de Dublín, el capitalismo y el feminismo), pero la gran novedad en Intermezzo es el enfoque en dos hermanos varones, un alejamiento de sus habituales protagonistas femeninas. Otra diferencia notable es el carácter apolítico de los personajes de esta novela, al menos en lo que se refiere a sus palabras. Los ideales políticos que puedan tener tienden a manifestarse más que a expresarse (Peter aboga por los derechos de los trabajadores, Ivan boicotea los vuelos por razones medioambientales, etc.), a diferencia de los personajes de sus novelas anteriores, a los que con bastante frecuencia se oye pontificar políticamente. Esto es interesante a la luz de las inclinaciones políticas de Rooney: se declara marxista y feminista, se negó a vender los derechos de traducción al hebreo de su último libro (Beautiful World, Where Are You) debido a su postura sobre el conflicto entre Israel y Palestina, y muy recientemente ha firmado una carta, junto con otros 1.000 escritores y profesionales de la edición, comprometiéndose a boicotear las instituciones culturales israelíes que "son cómplices o han permanecido como observadores silenciosos de la abrumadora opresión de los palestinos". ¿Quizá evita describir las verdaderas luchas de clases por miedo a alienar a su público mayoritario? En cualquier caso, si esperabas alguno de los típicos escarceos de Rooney con el discurso político, puede que lo encuentres muy ausente en estas páginas.
Lo que sí encontrarás es una profunda inmersión en el dolor, el amor y la pérdida que experimentan los dos hermanos, así como, en cierta medida, los personajes femeninos que los acompañan. Uno de los puntos fuertes de Rooney es su capacidad para dar cuerpo a sus personajes, sin renunciar a elementos problemáticos, dolorosamente reales o simplemente aburridos: una maestra de la literatura realista; lo real, lo tangible, los pensamientos y sentimientos que hay detrás de la gente corriente. Utiliza una serie de monólogos interiores en tercera persona para Peter, Ivan y Margaret, que se derraman por las páginas en una corriente de conciencia, un flujo continuo de pensamiento y discurso (sin guiones). Los segmentos de Peter son algo fragmentarios, más al estilo de Joyce, y recuerdan a Retrato del artista adolescente del gran autor irlandés. Asistir a sus pensamientos contradictorios, imcompletos, y su sintaxis confusa puede llegar a resultar incómodo, mentalmente agotador, y me encontré, como Peter, con ganas de echar mano del Xanax. El mundo interior de Ivan, por el contrario, es torpe y serio, constantemente se cuestiona, se pregunta qué haría la "gente normal", sintiendo que sólo existe en su cabeza y que su cuerpo es simplemente un estorbo necesario (hasta que, por supuesto, se llega a las relaciones físicas o, en otras palabras, al sexo, de lo cual hay mucho, como cabría anticipar y tal vez esperar en una novela de Rooney. Ella quiere que nos sintamos completamente inmersos en sus personajes, y ha dicho que poner un cartel de "Prohibido el paso" en la puerta del dormitorio sería, en efecto, cerrarnos una parte enorme e integral de sus vidas. Así que, casi obligada a dejarnos entrar, consigue ser explícita sin ser "obscena", captando brillantemente la intimidad entre los personajes). Tanto Ivan como Margaret, con su naturaleza tranquila, amable, centrada, y su atención a la belleza discreta, son más fáciles de llevar; hay una sensación de calma, y sus apariciones son casi un bálsamo para el caos de Peter.
Los personajes de Rooney no siempre son especialmente simpáticos, pero por lo general están dibujados con simpatía. No tardé en sentir empatía por Ivan y Peter y deseé desesperadamente que encontraran el modo de superar su dolor y acercarse el uno al otro. La compasión con la que Rooney captura este breve periodo de sus vidas es conmovedora, llena de humanidad y, en última instancia, reconfortante: el "interludio" realmente no termina; hay optimismo, una sensación de que las nubes se disipan, pero no una resolución como tal. Para cualquiera que esté interesado en el funcionamiento interno de la mente de las personas, las conexiones humanas y las complejidades de negociar el amor y el dolor, este libro es una lectura obligada.