"La personas solo mueren cuando ya nadie piensa en ellas" *
AstiberriPaco Roca, Rodrigo Terrasa | El abismo del olvido | Astiberri | 296 páginas | 25 EUR
Leoncio Badía, sepulturero en la España de los años 40, bajo el régimen de Franco (1939-1975), es uno de los protagonistas de esta novela gráfica de Paco Roca y Rodrigo Terrasa. Lo seguimos en su macabra labor: enterrar decenas de cadáveres que han sido arrojados a grandes fosas comunes. Imperturbable ante las órdenes y la irritación de su compañero de trabajo, se ha propuesto la peligrosa y prohibida tarea de preservar la memoria de las víctimas. Para ello, introduce a escondidas en las fosas pequeños frascos con etiquetas identificativas para facilitar la posterior identificación de los cadáveres. Una mirada inusual que permite que el lector se acerque a un tema omnipresente en la sociedad española: los crímenes cometidos durante la larga dictadura franquista (se calcula que el número de desaparecidos oscila entre los 100.000 y los 150.000), que han dejado huellas traumáticas y profundas en muchas familias.
El cambio de perspectiva es una de las claves de la aproximación de los autores a este tema políticamente delicado, y se hace evidente ya desde las primeras páginas, cuando observamos a una lagartija que huye hacia un agujero en el suelo, asustada por el ritmo marcial de unos pasos. Pronto comprendemos que esos pasos pertenecen a un pelotón de fusilamiento que ocupa su posición en un descampado al este de la ciudad de Valencia para ejecutar sistemáticamente a personas consideradas indeseables por el régimen, por ejemplo, por ser comunistas. A partir de ahí, la narración cambia de punto de vista para centrarse en un joven recluta completamente abrumado por los acontecimientos, que ni siquiera entiende por qué está allí. Poco después, la mirada se desplaza a uno de los condenados a muerte, cuyo destino está a su vez ligado al de otro protagonista.
Así, el estilo narrativo de este cómic, —dibujado con la sencillez característica de la ligne claire—, resulta virtuoso pero siempre accesible, desplegando una estructura compleja que oscila entre los años 1940 y 2013 y diversos personajes y planos narrativos. Las transiciones entre los niveles temporales y argumentales se articulan con gran habilidad y fluidez, integrando de forma natural en la trama flashbacks y digresiones explicativas. En algunos pasajes, sin embargo, estas explicaciones conducen a una cierta densidad textual que presupone un receptor con interés por la historia.
Rodrigo Terrasa ha llevado a cabo una amplia investigación para este libro con el fin de poder contar historias reales de las personas que murieron en las fosas comunes de Valencia, algo que detalla en el epílogo, complementado con fotografías. Paco Roca ya había tratado biográficamente su ciudad natal, Valencia, en Regreso al Edén. El resultado es una visión sobria y más bien documental de los hechos que, a pesar de la imaginación artística y de los recursos simbólicos, metafóricos y hasta surrealistas empleados, caracterizan la novela gráfica. Al final, se incorpora también a las ilustraciones la fotografía de una de las víctimas para reforzar la autenticidad histórica del relato. Este recurso evidencia claramente el propósito didáctico de la obra, que llama la atención sobre los abusos y heridas aún abiertas de la historia y la sociedad españolas. Por ejemplo, se profundiza en la polémica ley de 2007 que permitía a las familias de las víctimas de la dictadura exhumar los restos de sus seres queridos. Este es también uno de los ejes centrales de la trama, centrado en Pepica Celda, que en 2007, ya octogenaria, quiere recuperar los restos de su padre fusilado de la fosa común 126 para poder enterrarlo dignamente junto a su madre. Su ejemplo muestra las innumerables trabas burocráticas hay que superar para alcanzar este objetivo, a menudo tras décadas de espera. Esta ley es también una cuestión política profundamente divisiva que sigue polarizando el debate sobre la revisión de los años de guerra civil y dictadura, un debate en el que muchos, que prefieren extender un manto de silencio sobre este período, no tienen ningún interés en participar.
Los autores subrayan y muestran repetidamente que enterrar dignamente a los seres queridos es una profunda necesidad humana. En este contexto, hacen también referencia —con un tratamiento gráfico y cromático diferenciado—, a la mitología griega, evocando el episodio de Aquiles y su amigo Patroclo, muerto en la batalla, cuyo espíritu le suplica una sepultura honorable. El sepulturero Leoncio Badía y la octogenaria Pepica Celda libran, cada uno a su manera, una lucha ejemplar y tenaz contra la deshumanización, que se niega a reconocer la necesidad de un entierro digno y, con ello, de una cultura de la memoria adecuada. Si los lectores llegan a compartir la convicción de que —como afirma la novela gráfica— el olvido equivale a la muerte y que el recuerdo devuelve a los muertos a la vida y abrir las fosas libera sus almas, eso es algo que cada cual deberá decidir por sí mismo.
En cualquier caso, El abismo del olvido ofrece una visión estremecedora y, por sus múltiples perspectivas, también profunda, de una compleja parte de la historia española poco conocida en Alemania y de sus repercusiones hasta nuestros días. La intensidad y la emoción surgen sobre todo cuando se narran los episodios más concretos del sufrimiento, ya sea el último encuentro de un niño con su padre antes de su ejecución o la mirada clandestina de una joven que presencia un fusilamiento desde lo alto de un árbol.
+++
¿Le ha gustado este texto? Entonces, ¡apoye nuestro trabajo con una contribución única, mensual o anual a través de una de nuestras suscripciones!
¿No quiere perderse ningún texto de Literatur.Review? ¡Entonces suscríbase aquí a nuestro boletín informativo!
*Bertolt Brecht