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La emergencia de una nueva generación de poetas nigerianos
Chibueze Darlington Anuonye

Chibueze Darlington Anuonye forma parte del consejo editorial de World Literature Today. Autor colaborador de The Hopkins Review y Transition Magazine, fue galardonado con el Fondo Richard Horovitz 2024 del Instituto de Educación Internacional por su innovadora investigación sobre la escritura africana. La antología de ensayos editada por Anuonye, Who Gave the Order, se publicará en Masobe Books en octubre de 2025.

En The Lightness of Being: Re-Figuring Trends in Recent Nigerian Poetry  (La levedad del ser: Reconfiguración de las tendencias en la poesía nigeriana reciente), el crítico literario Harry Garuba daba cuenta de la aparición de la primera, segunda y tercera generaciones de poetas nigerianos, subrayando las "intervenciones estratégicas" que sus obras inspiraron. En los últimos diez años se ha producido una eclosión de nuevos poetas menores de cuarenta años que aún no han sido debidamente clasificados en el canon de la poesía nigeriana. Este grupo de jóvenes poetas ha realizado intervenciones estratégicas en la escritura nigeriana al establecer la literatura en las redes sociales con Facebook como su principal plataforma de publicación, generalizando la publicación digital, influyendo en una nueva tradición de poesía queer, autoconsciente y subversiva, y recibiendo importantes premios literarios y elogios en todo el mundo. Este artículo intenta poner de relieve el ímpetu generacional del trabajo de estos escritores de Facebook, a los que considero la cuarta generación de poetas nigerianos.

Los escritores nigerianos de poesía de Facebook, que ahora dominan la industria creativa del país, difunden su arte por el mundo a través de la autoedición digital en las redes sociales. La mayoría de estos nuevos poetas constituyen una voz desafiante que responsabiliza a la nación de criminalizar y anular a ciudadanos que tienen una forma de ser diferente. La expresión "nuevos poetas" no sugiere que Romeo Oriogun, Saddiq Dzukogi y Su'eddie Vershima Agema, los tres finalistas del Premio Nigeria de Literatura 2022, sean desconocidos en el panorama literario nacional. Es más bien un reconocimiento del hecho que sus obras y las de sus contemporáneos -como Gbenga Adesina, Ebenezer Agu, JK Anowe, Nome Patrick, Hauwa Shaffii Nuhu, Itiola Jones, Adedayo Agarau, Chisom Okafor, Chibuihe Obi-Achimba, Logan February, entre otros- son casi invisibles fuera del ámbito digital y generalmente ignoradas por críticos y profesores de poesía nigeriana a pesar de sus intervenciones estratégicas. Garuba explica que "la intervención estratégica introduce un elemento de contestación al campo [literario], interrogando los supuestos que han guiado la producción dentro de ese campo y, si tiene éxito, reescribiendo las premisas y prácticas que los han sustentado". Esto sugiere que para que un grupo de poetas nigerianos sea reconocido como una generación, sus obras deben recrear la experiencia nigeriana -privada y pública, dentro y fuera del país- en un estilo que se aleje de los escritos de generaciones anteriores o los mejore notablemente. Utilizo el término "generación" en un sentido amplio, teniendo en cuenta las controversias asociadas a la clasificación de un grupo de artistas en un molde definitivo y definido. El criterio que guía la conceptualización de esta nueva generación de poetas nigerianos abarca la edad, el período de publicación y los tropos temáticos y estilísticos compartidos inconscientemente. Los poetas cuyas obras se presentan aquí nacieron después de 1980 y comparten experiencias sociales similares.

La poesía nigeriana moderna evolucionó a partir de la experiencia africana del colonialismo europeo. En una época en la que el canto a la libertad y la independencia resonaba en la vasta extensión del continente, los poetas nigerianos de principios del siglo XX, que también ejercían de políticos, escribieron poemas ensalzando las virtudes del paisaje africano y sus gentes. Para ellos, la poesía era una respuesta a la inhumanidad del colonialismo, un medio para afirmar la autodeterminación en la lucha por la independencia de las potencias coloniales europeas. Esta etapa colonial de la poesía nigeriana se caracterizó por los versos de poetas-políticos como Denis Osadebay y Nnamdi Azikiwe, que, según Garuba, sólo son significativos en el estudio de la historia cronológica de la poesía nigeriana. Al clasificar a estos poetas como "pioneros", Garuba reconoce, sin embargo, que sus obras, que siguieron apareciendo hasta la década de 1940, carecen de mérito literario. La poesía de los pioneros sólo sirvió para iniciar los ideales de autogobierno. La poesía de Azikiwe, por ejemplo, se remonta a sus días de activista en la Universidad de Lincoln y la poesía de Osadebay ilustra el período de autoconciencia en África y la necesidad de que los africanos controlen su propio destino.

La preocupación nacionalista de los pioneros también es evidente en las obras de poetas nigerianos de primera generación como Gabriel Okara, Christopher Okigbo y Wole Soyinka. Estos poetas, a los que Garuba denomina "nacionalistas modernistas", continuaron la lucha nacionalista a través de una revolución cultural. Mientras el proyecto colonial intentaba ganar legitimidad distorsionando y denigrando las historias y tradiciones de las colonias, estos poetas recuperaron el rico patrimonio de sus culturas para rebatir esa difamación racial y cultural, reconfigurar su imagen denigrada y reivindicar la nueva imagen como identidad nacional incontestable. Alejándose del arte imitativo de los pioneros, los poetas de la primera generación encontraron inspiración y material creativo en las narraciones, mitos y rituales de sus tradiciones orales indígenas. En Art, Dialogue, and Outrage (Arte, diálogo e indignación), Soyinka señala que su poesía deriva de los elementos estéticos de su cultura nativa yoruba. Para Soyinka, el poeta es libre de explorar diversos yacimientos culturales e históricos en su búsqueda de un verdadero modelo de expresión creativa. Soyinka y Clark, en sus respectivos poemas Abiku, logran un notable compromiso con la cultura autóctona africana.

El entusiasmo cultural y nacionalista de las décadas de 1950 y 1960 fue sustituido por un creciente sentimiento de desilusión con el poder político en la Nigeria posterior a la independencia. Esto brindó una oportunidad para que los poetas nigerianos de segunda generación, a los que Garuba denomina "nacionalistas marxistas", emergieran y abordaran los fracasos de la clase dirigente. La guerra civil nigeriana acentuó el desencanto de esta generación y provocó el colapso de la retórica nacionalista y comunitaria de la generación anterior. Por esta razón, poetas de la segunda generación como Niyi Osundare, Tanure Ojaide, Odia Ofeimun y otros tendieron a anhelar la verdad ante la incompetencia y la mala gestión política que son la perdición de las dispensaciones políticas nigerianas. Aunque ausente de la evaluación de Garuba, también está Catherine Acholonu, una destacada poeta de esta generación, cuyo poemario de 1985, Nigeria in the Year 1999, plasma las consecuencias de la guerra civil en los ciudadanos de la nación mucho después de haber cesado la batalla.

En Bayonets and the Carnage of Tongues (Bayonetas y la carnicería de las lenguas), Isidore Diala sostiene que el poeta está naturalmente predispuesto a la iconoclasia en un Estado controlado por un déspota militar. Partiendo de la premisa básica de que existe una lucha eterna entre el poeta consciente y el déspota político, debido a la naturaleza de la "verdad" del poeta y a la hegemonía tiránica del déspota, sugiere que la impotencia del poeta le confiere un paradójico potencial de heroísmo frente a la opresión. La observación de Diala es típica de los poetas nigerianos de tercera generación. A finales de la década de 1980 surgió esta generación, con poetas como Esiaba Irobi, Emman Shehu, Remi Raji, Chris Abani y Unoma Azuah, que, en palabras de Garuba, "residen en el conflictivo terreno de lo irresoluto, reconociendo incoherencias, contradicciones y multiplicidades sin buscar la resolución y la coherencia que ofrece un gran relato". La descripción de Garuba encaja con Irobi, cuya biografía pone de relieve su atribulado sentimiento de identidad. De igual manera, la vida y la poesía de Azuah, escritora y activista queer nacida de un padre soldado nigeriano y una madre igbo durante la guerra, contradicen la heteronormatividad de la sociedad nigeriana.

Dada la brutalidad militar patrocinada por el Estado que caracterizó las décadas de 1980 y 1990, los poetas de la tercera generación consideraron la posibilidad de emigrar a Occidente para escapar de sus verdugos tras haber luchado con palabras y no haber logrado ningún cambio inmediato en su sociedad. No en vano, Azuah sigue viviendo en Estados Unidos, Irobi falleció en Alemania y Adesanmi vivió en Canadá hasta su muerte. El ensayo de Garuba abarca un impresionante abanico de poemarios publicados hasta los dos primeros años del siglo XXI, entre ellos Belltime Letters (2000), de Uche Nduka; Caribbean Blues (2001) y Collected Poems: A Writer's Pains (2001), de Godwin Ede; y Song of a Riverbird (2002), de Lola Shoneyin. Ahora me centraré en las obras de jóvenes poetas nigerianos publicadas a partir de 2010 en Facebook, en revistas (tanto digitales como tradicionales), y en libros.

Una de las intervenciones estratégicas más notables de los poetas nigerianos menores de cuarenta años es que inauguraron la tradición literaria de los medios sociales en la poesía nigeriana y ampliaron radicalmente la publicación digital en el país. En un artículo sobre la influencia de la tecnología digital en la literatura africana de la Kenia y la Nigeria contemporáneas, Shola Adenekan hace una observación similar al comentar que "algunas de las voces emergentes, como la del nigeriano Romeo Oriogun, se ganaron primero la atención de la crítica y el seguimiento popular en las redes sociales, antes de atraer el interés de los editores de libros". Oriogun y su generación no sólo comparten sus poemas publicados en las redes sociales, sino que también publican sus obras en estas plataformas. El mensaje de agradecimiento de Oriogun en Facebook, al ganar la edición 2022 del Premio de Literatura de Nigeria, corrobora la centralidad de Facebook en el surgimiento de esta nueva generación: "Comencé a escribir aquí, trabajando en mi oficio con otros poetas, y por eso regreso a este espacio para expresar mi agradecimiento a todos los que me han apoyado desde que publiqué mi primer poema, 'Labake'". En "Labake", publicado en Facebook en agosto de 2014, Oriogun escribe sobre las interminables pulsaciones del amor que atan de manera inseparable a un amante con su amada. La voz poética, un escritor, confiesa que la ausencia de Labake ha anquilosado su creatividad y lo ha dejado solo. Lo único capaz de reanimar su angustiada vida y la inactividad de su escritura es su presencia. Para ser la obra de un principiante, "Labake" alcanza sorprendentemente el ideal de poesía de Wordsworth, que privilegia las emociones sobre los pensamientos, a través de la confesión desenfrenada de amor y anhelo que hace la voz poética: "Mi pluma es inútil, pues sólo escribe tu nombre. Soy tuyo para siempre, un esclavo soldado a tu latido. Déjame mostrarte el color del amor, porque mi corazón está pintado con él y las crónicas del amor están escritas en las palmas de mis manos".

Al igual que Oriogun, Samuel Adeyemi, miembro de esta nueva generación de poetas, cuyo primer poemario Rosh Ash ha sido publicado recientemente por el African Poetry Book Fund, guarda un grato recuerdo de sus primeros años como artista, cuando escribía y publicaba en las redes sociales: "Decidí empezar a enviar mis poemas a revistas literarias en 2020, durante el confinamiento. Pero antes de la locura y el glamour de las publicaciones locales e internacionales, era en Facebook (e Instagram) donde solía compartir mi poesía." Para Adeyemi, el impacto más duradero de sus actividades literarias en Facebook antes de la pandemia fue la comunidad de lectores y amigos cuyas críticas y elogios contribuyeron significativamente a su desarrollo creativo. También está el interesante ejemplo de Rasaq Malik Gbolahan, quien, en un apasionado intento por describir la seriedad del trabajo del poeta, comentó en Facebook que escribir "no consiste en venir a Facebook a bombardearnos con tus poemas". La publicación de Gbolahan, un alegato en favor de una paciente maduración artística, confirma el estatus simbólico de Facebook como editor de referencia para su generación de poetas y es testimonio del tipo de cultura útil de camaradería y crítica que permite la plataforma. Además, Gbolahan publicó un poema epistolar emocionalmente devastador, "Dear Poet", en Facebook en 2017. En el poema capta la futilidad de la apasionada búsqueda de amor de un poeta en un mundo incapaz de apreciar su genio y corresponder a su amor con la misma generosidad de corazón con la que él había abrazado al mundo. En "Dear Poet", la voz poética se dirige a un poeta anónimo y posiblemente más joven: "Un día anhelarás el amor hasta que tu corazón sangre / hasta que las lágrimas nublen tus ojos, hasta que todo en el mundo queme tu vida". La finalidad del tono de la voz poética es tan inquietante como su profecía. Al recordar la experiencia de amor no correspondido de Yeats con Maud e Iseult Gonne, la fijación artística de Edgar Alan Poe por el amor y el anhelo de amor de Lord Byron, concluye que el mundo cree que "es tradición que un poeta experimente un amor no correspondido". Con su referencia a estas figuras preeminentes de la poesía irlandesa, estadounidense y británica, Gbolahan hace una declaración contundente sobre su conocimiento de la poesía más allá de su propia escritura en ciernes.

En su poema "faith", publicado en Facebook en 2018, Nuhu, una de las poetas más destacadas de esta generación, escribe sobre las repercusiones personales y sociales del duelo: "Creo en el rizo del cabello / el grito angustiado de un dolor medio enterrado. / la leve mueca de la naturaleza sobre el verdor que besa el harmatán". La voz poética lamenta la ausencia de verdad y el ascendiente del silencio causados por la oscuridad que la ha afligido a ella, a su familia y a su país. Sin embargo, su fe en el poder redentor de la familia y la amistad, "como la feroz resistencia del cielo / cuando el sol empieza a hundirse / obligándolo a derramarse", triunfa sobre su miedo al "canto fúnebre del silencio", que ondea "como la canción de amor que existe entre la lluvia y una ventana" y le ofrece el tranquilo consuelo del "tierno punto que es la medianoche". La atención de Nuhu al entorno crea un encanto que sólo el matiz de la naturaleza puede inspirar.

Más allá de sus grandes temas, el lenguaje de la poesía de esta nueva generación de escritores es único. "On the Road of Cumfession", de Ogechukwu Kanma Samuel, publicado en Facebook el 12 de diciembre de 2022, ilustra esta ingeniosidad lingüística. En este poema, Samuel inventa una nueva palabra, "cumfession", mientras explora la lucha entre los instintos humanos de placer y moralidad. Incluso cuando el sujeto del poema toma el "resbaladizo... camino que lleva a la absolución" y carga con el peso de ese viaje durante "nueve meses", el placer que experimenta en el "camino a la cumfesión", donde "sus labios pronunciaban palabras / que cautivaron la longitud de los hombres" y "sus manos guiaron a los hombres a lo largo del trayecto", permanece al final del poema. Al fusionar imágenes familiares de lo mundano y lo sagrado - "corrida" (cum) y "confesión"- en un tropo lingüístico antitético, Samuel crea una nueva retórica sexual que altera la forma en que nos relacionamos con el sexo y la espiritualidad.

Del mismo modo, en "If Your Enemy Thirsts" (Si tu enemigo tiene sed), publicado en Facebook el 11 de diciembre de 2022, Jaachi Anyatonwu desfamiliariza el discurso de la pedofilia mediante una ingeniosa inversión de la doctrina cristiana del perdón y una reconfiguración semántica de la lengua igbo. El poema se abre con una alusión bíblica "si tu enemigo tiene sed, dale de beber, dice el predicador". Esta apertura puede inducir al lector a pensar que está a punto de escuchar otro sermón de la montaña, pero la impresión inicial se desvanece con los versos siguientes: "así que cuando la tía ramotu pidió un / vaso de agua para saciar su / sed, añadí gotas de Snipper al gusto". Este cambio repentino de la benignidad a la brutalidad puede escandalizar a los lectores, que se preguntarán por qué quién habla, que no es más que un niño, es capaz de asesinar. Posiblemente consciente del terror que su acción provocará en los lectores, el niño proporciona un contexto a su acción: "es hermoso cómo se queda quieta como / un cuadro al óleo -inerte- incapaz / de atraparme de nuevo, entre / muslos cálidos mientras la familia duerme". Esta revelación de que el niño es víctima de los abusos de Ramotu atrae la simpatía de los lectores hacia él. En este instante, la acción del niño se presenta como justicia retributiva y no como asesinato. Más aún, el niño hace un impresionante intento de justificar el asesinato tergiversando la doctrina bíblica con la que abría el poema, "si tu enemigo tiene sed, dale / de beber, dice el predicador / nadie dijo que debía ser agua pura". Resulta interesante la recreación que Anyatonwu hace de la lengua igbo comprimiendo la expresión "raa m otu", que literalmente se traduce como "ten sexo conmigo", a "ramotu". Pero lo lo más sorprendente del poema es lo que hace con la expresión recreada. Anyatonwu lega "ramotu" como nombre a la tía del niño. Así, despliega la onomástica literaria para enfatizar la intensidad de la pedofilia del villano, a la vez que dota al poema de una cualidad metonímica.

Esta nueva generación de poetas no se conforma con publicar sus obras en Facebook, también se brinda mentoría y apoyo mutuo para asegurar la excelencia de su poesía. En una publicación de Facebook que hizo en 2017 para anunciar el libro, The Origin of Butterflies (2018), Oriogun agradeció a Gbenga Adesina, "quien me dijo el año pasado que debía seguir escribiendo, que el mundo sólo se fijaría en mí si seguía trabajando en mi oficio." Al igual que Adesina para la mayoría de los poetas varones, Nuhu es una mentora emprendedora para las poetas de esta generación. En 2021, ejerció de jurado en el Minna Poetry Slam junto a las poetas Bash Amuneni y Terfa Danjuma Nenger. El poeta Paul Liam hizo el siguiente comentario en Facebook elogiando la credibilidad de Nuhu para desempeñar esta función de jurado: "Nuhu es, por supuesto, una poeta excepcional.... Se ha labrado una sólida reputación como activista social que lucha por la igualdad de género. Es una inspiración para muchos, especialmente para las jóvenes del Norte". La poeta estadounidense/nigeriana Jones también organiza e imparte el taller Singing Bullet, que fundó en 2016 para promover el arte y la disciplina de la poesía.

Las revistas estudiantiles universitarias alimentaron la creatividad de esta nueva generación de poetas al publicar sus obras en los inicios de sus carreras. Entre estas plataformas, desempeñó un papel importante en el crecimiento de estos poetas The Muse, una revista de estudios ingleses y literarios fundada en 1963 por Chinua Achebe en la Universidad de Nigeria. Dos de los primeros poemas de Chisom Okafor, "Chains" y "My Sister Draws Circles", fueron publicados por The Muse en 2016, y hubo una auténtica cosecha poética en 2017 con la publicación de "Internal Exile" de Oriogun, "Homesong" de Tares Oburum, "Fugitive" de Anowe y "Remembering Loss" de Agu, entre otros. Los jóvenes poetas de Nsukka y sus colegas de otras instituciones de educación superior nigerianas comenzaron publicando en The Muse antes de empezar a enviar sus obras a otros lugares. The Muse fomenta esta dinámica al ser una revista sin temática fija, además de crear y financiar premios para reconocer las mejores contribuciones. Aunque estos jóvenes poetas siguen los pasos de una larga serie de predecesores, como Emmanuel Obiechina, Romanus Egudu, Dubem Okafor, Sam Ukala, Mamman J. Vasta y Nnimo Bassey en su vinculación literaria con The Muse, llevaron a cabo una intervención estratégica al digitalizar el volumen 44 de la revista en 2016, bajo la dirección de Arinze Ifeakandu. Ese mismo año, se publicaron en The Muse las siguientes obras de nuevos poetas nigerianos: "Monalisa", de D. E. Benson; "Uganda Shore", de Kelechi Ezeigwe; "If God Is a Pimp", de Confidence Jideofor; y "Love Birds", de Adaeze Michael.

Un comienzo tan precoz, ilustrado por las publicaciones en Facebook y la influencia de The Muse, dio lugar a que revistas y periódicos digitales nacionales e internacionales reconocieran la calidad literaria de las obras de esta nueva generación de poetas y empezaran a aceptar y publicar sus poemas tanto en formato electrónico como impreso. Blogs africanos en línea y listas de difusión como Krazitivity y Ederi, que empezaron a finales de la década de 1990, así como la African Writer Magazine, creada en 2004, ofrecieron plataformas de publicación a poetas como Afam Akeh, Amatoritsero Ede, Olu Oguibe, Chuma Nwokolo y muchos otros poetas de la tercera generación. Praxis Magazine, Enkare Review, Brittle Paper, Expound, Jalada, Lunaris Review, Words, Rhyme & Rhythm, Isele Magazine y otras plataformas de publicación digital desempeñan un papel importante en la promoción de las carreras de poetas menores de cuarenta años. Pero, además, Praxis contribuyó a llevar su poesía a un público digital más amplio mediante la innovadora introducción de la serie de chapbooks de Laura Kamisnki. Burnt Men (Hombres quemados), de Oriogun, se convirtió en la segunda publicación de esta serie tras su lanzamiento en marzo de 2016. Con la publicación de Burnt Men, el primer chapbook de poesía que explora las vidas y condiciones de los hombres homosexuales en Nigeria, Oriogun amplificó el discurso queer en la poesía nigeriana moderna. Si los poetas de la tercera generación consideraban a Nigeria una víctima de la tiranía de sus políticos, esta nueva generación la considera responsable de la alterización, criminalización y asesinato de sus ciudadanos.

Además de Praxis, Brittle Paper ha participado activamente en el avance de la poesía nigeriana, sobre todo por ser punto de encuentro para los jóvenes poetas nigerianos tanto en el país como en la diáspora. La creación del Premio Brittle Paper en 2017, que reconoce los "mejores textos originales de autores africanos publicados en línea", ha contribuido no solo a descubrir y recompensar el talento de estos nuevos poetas, sino también a afirmar la importancia de la publicación digital en el siglo XXI. Anowe recibió el premio en 2017 por su poema "Credo to Leave", que retrata una vulnerabilidad sexual audaz y sin pretensiones, al tiempo que explora la traumatizada vida de un joven al borde de la locura. Adesina y Oriogun fueron finalistas ese mismo año, por sus poemas "How to Paint a Girl", publicado en The New York Times Magazine y "Metamorphosis", publicado en Brittle Paper, respectivamente. En 2018, Jones ganó el premio por "A Field, Any Field", un poema autobiográfico en el que utiliza el símbolo del campo como terreno de lucha para describir una agresión de su amante. Al hablar sobre el poema poco después de ganar el Premio Brittle Paper, Jones reflexionaba sobre su experiencia con las posibilidades terapéuticas de la poesía: "el poema me permite recuperar lo que casi me arrebataron: mi dignidad, el haber sido reducido a una tragedia y, en cierta medida, el haber sido obligado por la vergüenza a ajustarme a la norma". Okafor fue preseleccionado para el premio en 2018 por su poema "I Like to Think I'd Yet Manage to Weave Words into Poems", publicado en Expound. Más allá de estos premios, Brittle Paper sigue participando en la promoción de la nueva poesía nigeriana publicando a esta generación de poetas.

A pesar de la exposición internacional y la promesa de reputación que ofrecen las revistas literarias a los nuevos poetas nigerianos, Adeyemi privilegia su experiencia previa de escritura y publicación en Facebook, ya que en las revistas no tiene autonomía sobre los procesos de producción, circulación y valoración de su obra. Citando el ejemplo de las aceptaciones tardías, explica que esta pérdida de autonomía afecta a la reputación que las revistas supuestamente ayudan a construir. "Quizá lo más doloroso para mí", escribe Adeyemi, "es que la mayoría de las veces, cuando sale una nueva publicación", el poeta ya puede haber "superado esa etapa creativa, ya que pueden pasar meses, o incluso años, hasta que el poema o poemas encuentran un hogar". Ademeyi imagina que este "dilema del crecimiento", como él mismo lo describe, puede plantear dificultades a los críticos que analicen la trayectoria literaria de su generación. Sin embargo, estas limitaciones pueden minimizarse o incluso superarse gracias a los recursos históricos que ofrecen las entrevistas literarias, los diarios de viaje, los cuadernos personales, las memorias y otras formas de escritura vivencial.

El Festival Internacional de Poesía de Lagos ha contribuido a poner de relieve a estos nuevos poetas. Desde su creación en 2015 por Efe Paul Azino, el LIPFest se ha consolidado como uno de los festivales literarios y culturales más destacados e influyentes de África, especialmente por haber logrado reunir a una amplia variedad de escritores y pensadores reconocidos de todo el mundo, con el fin de orientar a los escritores africanos emergentes a través de talleres de poesía, conversaciones intelectuales y conferencias magistrales. El festival de 2019 contó con jóvenes poetas nigerianos, que desempeñaron funciones estratégicas: Jones impartió una clase magistral sobre el oficio de la poesía y Février sobre la poética del deseo, y Février, Anowe, y Agu constituyeron un panel -moderado Otosirieze Young-Obi, editor de Open Magazine, que debatió sobre las obras de los nuevos poetas nigerianos y ofreció útiles interpretaciones a sus poéticas. Además, todos los nuevos poetas mencionados, así como sus contemporáneos, como Ayinla, Okafor y Ogunyemi, participaron en una clase magistral de poesía impartida por Kaveh Akbar, autor de Pilgrim Bell (2021) y profesor de la Universidad de Iowa.

Igualmente destacables son las aportaciones del Premio de Poesía Eriata Oribhabor, creado en 2012 por la editorial nigeriana Words Rhyme & Rhythm, en colaboración con la poeta Oribhabor. La visión fundacional del premio es "otorgar a la poesía nigeriana la atención que merece y alentar a los jóvenes poetas nigerianos a utilizar la poesía como herramienta para el cambio social." También existe Poets in Nigeria, un foro para jóvenes poetas nigerianos, fundado en 2015 por Oribhabor para promover la poesía nigeriana. Quizá la iniciativa más destacada de Poets in Nigeria sea la creación del Nigerian Students Poetry Prize en 2016, con el objetivo de "estimular la creatividad literaria y fomentar el pensamiento crítico entre los estudiantes universitarios nigerianos." Desde entonces, el premio no ha dejado de identificar y nutrir el talento creativo de los jóvenes poetas del país, recompensándoles materialmente y publicando sus obras. Hasta la fecha, se han producido las siguientes antologías a partir de las obras seleccionadas para el premio: The Sun Will Rise Again (2016), Mixed Histories (2017), Deep Dreams (2018), Micah (2019), The House That Built Me (2020), y Portrait of Water (2021). Okafor, miembro destacado de esta nueva generación de poetas nigerianos, fue el segundo finalista del primer Nigerian Students Poetry Prize. Asimismo, Adeyemi, ganador del gran premio de la edición de 2021, está en camino de convertirse en un poeta notable entre sus contemporáneos.

Al igual que el Premio de Poesía Eriata Oribhabor, el Concurso de Poesía Brigitte Poirson -creado en 2015 en honor a esta poeta y traductora francesa para premiar a los jóvenes poetas nigerianos, cuyo talento está en su mayoría infravalorado- es una iniciativa de Words Rhyme & Rhythm. Organizados por Poirson y por Kukogho Iruesiri Samson, sus concursos mensuales dieron un impulso inicial a la carrera literaria de algunos de los poetas más destacados de nueva generación que obtuvieron el premio, como Agarau, Eze, Kingdavid en 2015, Kanyisola Olorunnisola en 2016, Oka Benard y Emmanuel Faith en 2017, y Tukur Olorunloba Ridwan y Ogedengbe Tolulope Impact en 2018. Cuando Poirson explica que la fundación del BPPC se inspiró en su fascinación por el "talento reconocido de los jóvenes escritores nigerianos en las redes sociales" que "aspiraba al reconocimiento en un entorno muy difícil", parece hacerse eco de las tribulaciones de los escritores nigerianos descritas por Femi Osofisan en su discurso durante la inauguración oficial de la Residencia de escritores Ebedi, una iniciativa literaria fundada por Wale Okediran en 2010 para proporcionar un espacio de escritura gratuito y propicio a los escritores africanos que deseen terminar sus trabajos en curso. Para responder a la pregunta "¿por qué necesitan los escritores este tipo de patrocinio?", Osofisan señala que los escritores nigerianos "necesitan ayuda porque el oficio de la escritura, aunque arduo, aún no resulta rentable en nuestro país."

Organismos de concesión de premios literarios como la Babishai Niwe Poetry Foundation, fundada por la poeta ugandesa Beverly Nambozo Nsengiyunva en 2008 para promover las obras de poetas africanos emergentes, y el Brunel International African Poetry Prize, fundado por Bernadine Evaristo en 2013, han contribuido a que las obras de los nuevos poetas nigerianos, junto con las de sus homólogos de toda África y la diáspora, obtengan reconocimiento mundial. La lista larga del Babishai Niwe Poetry Award 2018 podría describirse como una lista nigeriana por el abrumador número de nuevos poetas nigerianos cuyas obras reconoció. De los treinta y cinco poetas preseleccionados, veintiséis nigerianos dominaban la lista, entre ellos Adeyemi, Agarau, Osadolor Osayande, Nebeolisa y Salawu Olajide. Por otra parte, al conceder su primer premio a la poeta británica de origen somalí Warsan Shire, nacida en Kenia, Evaristo explica la inspiración detrás de la creación del Brunel. Observando la austeridad de los premios de poesía africana en relación con los de ficción, subraya su convicción de "que a la poesía del continente también le vendría bien un premio que le dé visibilidad y que anime a una nueva generación de poetas que algún día podrían llegar a tener presencia internacional". Los siguientes poetas nigerianos emergentes han recibido el premio Brunel: Adesina y Chekwube O. Danlandi en 2016, Oriogun en 2017 y Othuke Umukoro en 2021. Además, algunos de sus contemporáneos han sido preseleccionados para el premio a lo largo de los años: Inua Ellams en 2014, 2015, 2019 y 2020; Kechi Nomu y Gbolahan en 2017; Gbenga Adeoba y Theresa Lola en 2018; Mary-Alice Daniel, Omotara James y Selina Nwulu en 2019; Oluwadare Popoola y Yomi Sode en 2021; y Okafor y Adedayo en 2022.

Muchos de los logros del Brunel International African Poetry Prize se han debido a la asociación y el apoyo del African Poetry Book Fund fundado por Kwame Dawes en 2012, "para promover y avanzar en el desarrollo y la publicación de las artes poéticas a través de sus series de libros, concursos, talleres, seminarios y colaboraciones con editores, festivales, agentes de representación, colegios, universidades, conferencias y todas las demás entidades que comparten un interés por las artes poéticas de África." La serie de chapbooks New Generation African Poetry, creada en 2014 por el African Poetry Book Fund con el objetivo de identificar la "mejor poesía escrita por poetas africanos en la actualidad", ha sido fundamental para el crecimiento de los nuevos poetas nigerianos. Por ejemplo, el chapbook de 2017 editado por Dawes y Chris Abani con obras de nuevos poetas nigerianos como Danlandi, Mary-Alice Daniel y Ejiofor Ugwu, fue reseñado en Vogue Magazine por la escritora zimbabuense Tariro Mzezewa, quien señaló que la "antología me recuerda que la poesía... que da voz a las mujeres, los inmigrantes y las personas de color ocupa un lugar crucial en la lucha contra la demagogia, y que la historia recordará la forma en que tratamos a los más vulnerables de entre nosotros". Otra iniciativa del African Poetry Book Fund es el Sillerman First Book Prize for African Poetry, que se creó en 2017 y se "otorga anualmente a un poeta africano que aún no haya publicado un poemario, con una dotación de 1000 dólares estadounidenses y la publicación del libro a través de la University of Nebraska Press y Amalion en Senegal." Dos nuevos poetas nigerianos, Tares Oburum y Abu Bakr Sadiqq, ganaron el premio en 2022 y 2023, respectivamente. Además, los siguientes poemarios de la nueva generación nigeriana han sido publicados por la University of Nebraska Press a través del African Poetry Book Fund: Sacrament of Bodies de Oriogun y Exodus de Adeoba en 2020, y Your Crib, My Qibla de Dzukogi en 2021, entre otros.

Quizás el reconocimiento más elocuente de las intervenciones estratégicas de las obras de estos escritores de Facebook y sus contemporáneos se refleja en la declaración del jurado del Premio de Literatura de Nigeria, que preseleccionó Memory and the Call of Water (2021), de Agema, Nomad (2021), de Oriogun, y Your Crib, My Qibla, de Dzukogi, para su premio de poesía de 2022, con las siguientes observaciones: "Memory and the Call of Water es un libro que utiliza constantemente la memoria para reflexionar sobre la vida y el destino a través de la metáfora del agua, Nomad tiene un lenguaje fresco y un compromiso nostálgico con los temas del exilio y el desplazamiento, mientras que Your Crib, My Qibla traduce la tragedia en una poesía lírica cargada de pathos e imágenes que fluyen con naturalidad". Creado con el propósito de articular y respaldar "la excelencia y el saber hacer", este premio literario de 100.000 dólares de dotación fue fundado por Nigerian Liquefied Natural Gas en 2014 y, según Diala, "ha incrementado su valor simbólico desde su objetivo inicial de revitalizar la calidad editorial en el país, hasta convertirse posiblemente en la institución cultural más poderosa para validar la perspectiva nigeriana/africana de la excelencia artística". Al seleccionar Memory and the Call of Water, Nomad y Your Crib, My Qibla de una lista de once poemarios, la mayoría escritos por poetas consagrados de la tercera generación, el jurado del NLNG ejerció el poder de canonización y legitimación literarias, "afirmando", como dice Frank Kermode, "que algunas obras son más valiosas que otras, más dignas de una atención minuciosa". Ese mismo poder de canonización y legitimación es el que ejerció la Asociación de Autores Nigerianos al conceder su premio de poesía 2022 a Agema por el poemario antes mencionado. Tal vez valga la pena mencionar que la aparición del libro de Oriogun A Gathering of Bastards como finalista del National Book Critics Award 2023 sitúa a la poesía nigeriana junto a lo mejor de las letras estadounidenses.

No existe casi ninguna generación de escritores con un compromiso monolítico con los temas y el estilo, por lo que no pretendo sugerir que esta nueva generación de poetas escriba de la misma manera o aborde las mismas cuestiones. Más bien, subrayo el hecho de que la mayoría surgió de una experiencia común de globalización y responde a esa realidad de un modo que no existía en la poesía nigeriana anterior. Facebook, que ha llevado a la democratización del pensamiento, a la "aldeanización" del mundo, así como a la globalización de la aldea, ha sido fundamental para impulsar las ricas conversaciones sociales y culturales que están en el centro de la poesía de esta nueva generación, tanto si escriben desde dentro o fuera del país, como si escriben sobre los nigerianos en casa o en la diáspora, tanto si protestan contra la injusticia social como si simplemente fluyen con sus frustraciones como nigerianos, o como herederos del quebranto de sus predecesores literarios. Si este quebrantamiento provocó "una levedad del ser", como sugiere Garuba, en la poesía de la tercera generación, ahora ha dado lugar a una actitud confesional entre los poetas de esta nueva generación. No confiesan culpa ni vergüenza, sino el peso insoportable de ser nigerianos. Estos escritores de Facebook son una generación ligera, sin un arraigo ideológico rígido, excepto uno cimentado en la magia y el milagro del yo, en la libertad mental y emocional.