El mundo como jardín de infancia global

El mundo como jardín de infancia global

"Sólo un imbécil no compraría este libro", de Oksana Havryliv, es una exploración humorística de los insultos, las palabrotas y las maldiciones, así como un esclarecedor viaje a través de diferentes culturas y tabúes.
Oksana Havryliv

La Dra. Oksana Havryliv enseña e investiga como lingüista en la Universidad de Viena. Todo empezó cuando bromeando (en un Heurigen vienés) eligió las palabrotas como tema de su tesis doctoral, y lleva ya 30 años estudiándolas. Además del libro reseñado, también es autora del "Deutsch-Ukrainisches Schimpfwörterbuch" y de Schimpfen zwischen Scherz und Schmerz

¿Qué es un improperio y qué una palabrota? ¿Cómo hay que comportarse cuando alguien maldice o dice palabrotas? ¿Cuál es la mejor manera de reaccionar cuando te insultan? En el pasado, eran sobre todo las madres y los padres de niños pequeños, así como las maestras de guardería, quienes se enfrentaban a estas cuestiones. Enfrentarse a las palabrotas constituye una etapa importante en el desarrollo del lenguaje. Con unas pocas explicaciones, empatía y paciencia, casi todos los niños pueden aprender a lidiar con más o menos "palabrotas". Los adultos que les sirven de modelo son especialmente útiles en este sentido.

Sin embargo, desde la llegada de las redes sociales, cada vez más adultos se comportan como niños con problemas de conducta. La gran diferencia es que los adultos deberían ser muy conscientes del daño que causan.

El discurso del odio está considerado, con razón, como precursor de la agresión física. Pone en peligro la convivencia y el diálogo, que es un requisito previo para cualquier democracia que funcione. A pesar de ello, o para ser más exactos, precisamente por ello, los políticos de todo el mundo utilizan insultos verbales para sobrepasar los límites de lo que se puede decir y movilizar a sus partidarios.

No es de extrañar que hoy en día no sólo los padres y los profesores de guardería se preocupen por las palabrotas de sus pequeños pupilos. En su lugar, sociólogos, politólogos e investigadores de conflictos investigan la creciente ola de agresiones verbales en todos los ámbitos de la vida e intentan ponerle freno. Los psicólogos tratan a las víctimas del acoso escolar. Los formadores en retórica ofrecen cursos para enseñar a defenderse del acoso. Los tribunales tienen que decidir si una declaración puede considerarse una libre expresión de opinión o si debe penalizarse como insulto o incitación al odio. Las peticiones de leyes más duras contra las agresiones verbales en Internet son cada vez más fuertes y desesperadas.

La lingüista de origen ucraniano Oksana Havryliv hace una importante y entretenida aportación sobre este tema. Residente en la Universidad de Viena, lleva décadas investigando la "maledictología", es decir, la expresión emocional a través de insultos y palabrotas.

Nur ein Depp

Oksana Havryliv | Sólo un imbécil no compraría este libro | Komplett Media | 224 páginas | 22 EUR

Como científica, le interesan menos los juicios morales, es decir, si algo es bueno o malo. En su lugar, analiza los síntomas y las causas sin juzgarlos. Oksana Havryliv ofrece análisis lingüísticos de las palabrotas e insultos más comunes y se adentra en la psique de las personas que maldicen y dicen palabrotas.

La mayoría de las veces lo hacen para aliviarse. En otras palabras, para aliviar el estrés o hacer más llevadero el dolor físico. Decir palabrotas juntos refuerza el sentimiento de unión y ayuda a combatir sentimientos negativos como la impotencia y el desamparo. No siempre se trata de insultar a alguien.

Al comparar las palabrotas, el libro se convierte en un viaje informativo y entretenido a través de las distintas culturas. Para los católicos, la mayoría de las palabrotas se basan en la blasfemia (¡Maldita sea! ¡Dios! ¡Maldito seas!) En Francia, Checoslovaquia, Ucrania y Alemania, se hace hincapié en lo escatológico (¡Mierda! ¡Culo!), por lo que se habla de «culturas de la mierda». En Estados Unidos, Rusia y Serbia predominan los insultos sexuales (¡Joder! ¡Pollas! ¡Puta!) En Oriente, las peores maldiciones van dirigidas a los miembros de la familia (¡Me tiro un pedo en la barba de tu padre!). 
Una auténtica superpotencia de las palabrotas es el yidis, una lengua en peligro de extinción. (¡Tendrás sarna en el culo y los brazos demasiado cortos para rascarte! Se te caerán todos los dientes excepto uno, para que sepas lo que es un dolor de muelas). Los ejemplos del yidis son la prueba: los insultos pueden ser maliciosos, creativos y divertidos al mismo tiempo.

Dado que los insultos y las palabrotas forman parte de todas las culturas, es lógico que ambos fenómenos formen parte del ser humano tanto como hablar y caminar erguido. 
El viaje a los abismos del lenguaje y las comparaciones entre las diversas culturas del insulto revelan una paradoja fascinante: todos seres humanos parecen ser al mismo tiempo muy parecidos y totalmente diferentes.

Además de estas observaciones tan abstractas, el libro de Oksana Havryliv también ofrece sugerencias y consejos prácticos: si analizamos los patrones lingüísticos, por lo general bastante torpes y simples, de las palabrotas y los insultos, éstos pierden su impacto y resultan menos hirientes ya que se pone de manifiesto la debilidad o la limitación verbal de los agresores.


Serie de artículos "Regañar, insultar, jurar y maldecir"

El libro "Sólo un tonto no compraría este libro" es un recorrido por la cultura europea de la maledictología.

Como todo el mundo maldice, insulta y maldice, LR publicará una serie de artículos de autores de todo el mundo sobre este tema.

Pueden ser experiencias serias y personales, observaciones humorísticas, análisis de hechos o textos de ficción en los que las palabrotas y los insultos desempeñan un papel.