«Para mí, la literatura no es sólo arte; es una forma de protesta.»

«Para mí, la literatura no es sólo arte; es una forma de protesta.»

Sobre verdades incómodas. Conversación con Sumaiyah Muhammad Salisu, escritora y activista literaria nigeriana.
Foto Sumaiyah Muhammad Salisu
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Sumaiyah Muhammad Salisu
Sobre la persona

Sumaiyah Muhammad Salisu es una autora nigeriana cuya pasión es escribir historias que amplifiquen las voces de las niñas africanas. A través de su trabajo, aboga por la justicia, la igualdad y los derechos de las mujeres en toda África. Sueña con una sociedad donde cada niña sea vista, escuchada y empoderada para convertirse en quien desee ser. En 2024 fue ganadora de los African Writers Awards, celebrados en Ruanda. Sus relatos breves han sido publicados en B2Paper, Kalahari Review y otras plataformas literarias. Su obra explora temas como la esperanza, el dolor, el crecimiento y las realidades de las vidas africanas.

Mbizo Chirasha: ¿Quién es Sumaiyah Muhammad Salisu y cuánto tiempo lleva escribiendo?

Mbizo Chirasha es el fundador del Premio de Escritura de Ucrania y artista afiliada a la UNESCO-RILA. Ha disfrutado de becas y residencias en Alemania, Estados Unidos, Zambia, Ghana, Tanzania y Suecia. Edita y comisaría varias plataformas literarias, entre ellas Tiempo de la República Poeta y Voces Valientes. Autor de Una carta al Presidente, sus obras aparecen en más de 200 revistas de todo el mundo, entre ellas The Evergreen Review, Poetry London y FemAsia Magazine.

Sumaiyah Muhammad Salisu: Gracias por preguntar, me siento honrada de formar parte de este increíble proyecto. Sumaiyah Muhammad Salisu es una apasionada escritora y artista de spoken word que entrelaza activismo y literatura para amplificar las voces de personas cuyas historias a menudo no se escuchan o están infrarrepresentadas. Llevo escribiendo unos cuatro años, un viaje que me ha permitido explorar cómo las palabras pueden curar, desafiar e inspirar el cambio. Además de escribir, soy una firme defensora de los derechos de la mujer y de la educación en el norte de Nigeria, y colaboro regularmente con plataformas digitales e impresas que ponen de relieve las narrativas feministas y culturales. Mi trabajo abarca la escritura creativa, la defensa de las cuestiones de género, la innovación social y la investigación jurídica, todo lo cual refleja mi compromiso con la narración de historias como herramienta para la justicia y la transformación social.

¿Qué le llevó a la literatura, la escritura y el activismo creativo? ¿Dónde encontró la inspiración: en la escuela, en su comunidad o en su familia?

Honestamente, diría que en mi familia en primer lugar. Sin ellos, creo que no sería la escritora que soy hoy. Mi padre ha sido mi mayor estímulo, siempre empujándome hacia adelante con un apoyo implacable. Mi madre corrige literalmente mi trabajo una vez que lo he terminado. Mi tío, que también es escritor, ha sido un verdadero guía, y luego toda mi familia; desde grabarme en vídeo durante mis actuaciones de spoken word hasta leer mis manuscritos, animarme a publicar e incluso prometerme que me ayudarían a sacar mis libros al mercado; todos han desempeñado un papel muy importante. Les estoy muy agradecida, a ellos y a Dios. Me han inspirado al demostrarme que mis palabras importan. 
Por supuesto, mi comunidad también ha desempeñado un papel importante, aunque de forma diferente. La comunidad en la que crecí o lo que vi en mi entorno y durante mi infancia no me inspiró directamente. Pero observé el silencio que rodeaba el sufrimiento de las mujeres en muchas comunidades africanas, incluida la mía; la forma en que el matrimonio infantil, la violencia doméstica y la desigualdad de género se aceptaban como normales, como si las mujeres se lo merecieran por ser «solo mujeres». Ese silencio también me inspiró, porque no dejaba de pensar: si nadie alza la voz, las historias de estas niñas desaparecerán. Y, por supuesto, entendí que estas cosas también estaban causadas por otros factores, en particular la pobreza. Para mí, la pobreza está más relacionada con la falta de opciones que con la falta de dinero. Por eso, en mis historias, intento mostrar cómo la pobreza se convierte en el caldo de cultivo donde crecen las raíces de la injusticia y el mal: matrimonios forzados, violencia, desigualdad, explotación. 
Situaciones como la de una niña casada para saldar una deuda, o una comunidad que ahoga sus sueños en nombre de la tradición: eso es la pobreza convertida en arma. 
Así que diría que me inspiraron ambos ámbitos. Mi familia con su amor y su apoyo, y mi comunidad con muchas otras cosas. La escritura se convirtió en el puente entre ambas: por un lado, el estímulo para soñar y, por otro, la responsabilidad de dar voz a quienes no pueden expresarse.

¿Cuántos libros o relatos ha publicado hasta ahora y cómo son recibidos en su país?

En 2023 y 2024, quedé primera finalista del Premio Nigeriano para Autores Adolescentes con mis novelas The Mother at School  y Unbroken: The Healing Odyssey. Mi relato Five Things Mother Did Not Prepare Me For se publicó en la revista Writer's Space Africa Magazine, mientras que The Little Things apareció en Brittle Paper, y The Insecurity Paradox se publicó en Kalahari Review. Estos relatos, centrados en temas de resiliencia, feminidad y supervivencia, han sido bien recibidos en las plataformas literarias donde aparecieron y me han permitido conectar con lectores de toda Nigeria y más allá.
Aunque mis novelas aún no se han publicado oficialmente debido a la lentitud de la industria editorial en este país, contienen relatos muy significativos sobre la fuerza y la resistencia de las mujeres, y estoy deseando ver cómo serán recibidas a nivel nacional e internacional una vez se publiquen.

¿Cuáles son sus áreas temáticas literarias?

Mi trabajo literario se basa en amplificar historias que con demasiada frecuencia son silenciadas o ignoradas. Escribo sobre el sufrimiento silencioso de las niñas, la brutal herencia del patriarcado, la invisibilización del dolor de las mujeres y la normalización de su sometimiento. Estos temas exigen una ruptura, y yo utilizo la literatura como medio para cuestionarlos. 
Para mí, la literatura no es solo arte; es una forma de protesta, un medio de resistencia y una manera de reimaginar posibilidades de justicia y equidad. Mis escritos exploran la resistencia, la sanación y la búsqueda de la dignidad, especialmente para las mujeres y las comunidades marginadas. En este sentido, cada historia que cuento es tanto una expresión artística como una llamada a la acción.

 

¿Es usted una escritora multigénero o solo escribe relatos cortos?

Me considero una escritora multigénero. Aunque los relatos cortos constituyen la mayor parte de mi obra publicada, también escribo novelas, ficción más larga y poesía. Aunque mi poesía aún no se ha publicado formalmente, sigue siendo una parte importante de mi práctica creativa. Cada género me ofrece una forma diferente de experimentar con el lenguaje y abordar los temas que me interesan, pero los relatos cortos han sido hasta ahora la plataforma más visible para compartir mi voz con los lectores.

¿Cómo es la industria del libro en su país?

La industria del libro en mi país está creciendo, es amplia y versátil. Existe una comunidad sólida y comprometida de escritores, lectores y entusiastas de la literatura, así como un número creciente de festivales y eventos que celebran la literatura. Los escritores nigerianos también están obteniendo un mayor reconocimiento internacional, y muchos de ellos han ganado prestigiosos premios literarios, lo que demuestra lo dinámico y prometedor que es el sector. Al mismo tiempo, el proceso de publicación puede ser lento y a veces desalentador. Por ejemplo, recientemente envié mi novela Boundless Woman a varias editoriales y llevo meses esperando sin tener un calendario concreto, lo que dificulta planificar una próxima publicación. Así pues, aunque el sector se está expandiendo y tiene un gran potencial, todavía hay retos estructurales que afectan a los escritores que están ansiosos por ver su trabajo impreso.

 

¿Escribes sobre equidad racial, justicia social, derechos de género y otros derechos humanos?

No escribo principalmente sobre equidad racial, pero mi trabajo está profundamente comprometido con la justicia social, los derechos de género y las experiencias vividas por las niñas y mujeres africanas. Mis historias exploran el feminismo y los paisajes culturales que conforman la feminidad en África. Desde esta perspectiva, pretendo aprovechar el poder transformador de la narración para cuestionar la desigualdad, romper el silencio e inspirar el cambio, especialmente en el caso de las mujeres y niñas africanas cuyas historias suelen quedar marginadas.
Me considero una activista literaria. No creo que el arte deba ser neutral. Para mí, si el arte no cuestiona, no confronta ni provoca, corre el riesgo de ser cómplice. Mi misión es escribir la verdad incluso cuando es incómoda, y más si este es el caso.

¿Cómo son valorados o tratados los escritores y artistas en su país?

Para ser sincera, en mi país se respeta mucho a los escritores. A mí personalmente, la visibilidad y el reconocimiento que se otorga tanto a los escritores consagrados como a los emergentes me animó a entrar de lleno en la escena literaria. Se les celebra como voces culturales y modelos a seguir, y su trabajo suele gozar de una amplia difusión, lo que permite que los lectores los consideren figuras destacadas dentro de nuestra sociedad.
Los escritores y artistas también son apreciados en el marco de giras de presentación de libros, festivales literarios, lecturas en clubes de lectura y sesiones interactivas que permiten a los a los autores entrar en contacto directo con sus lectores. Estas plataformas no solo celebran su trabajo, sino que también crean un fuerte sentimiento de comunidad entre escritores, artistas y su público.

 

¿Existen espacios en su país que fomenten la creatividad, las artes literarias, los libros y la escritura?

Sí, en mi país hay muchos espacios que promueven activamente la creatividad, las artes literarias, los libros y la escritura. Entre ellos, plataformas internacionales como las iniciativas de la World Intellectual Property Organization (WIPO), así como espacios locales y culturales como American Spaces, donde con frecuencia se realizan lecturas de libros y debates literarios. Librerías como Spine and Label, en Abuja, también organizan periódicamente lecturas y eventos que conectan a escritores y lectores.
Además, hay reuniones mensuales de clubes de lectura y encuentros literarios que promueven el diálogo y la comunidad entre escritores y lectores. Yo soy miembro activo de uno de esos clubes de lectura, y ha sido un espacio fundamental para compartir ideas, comprometerse con la literatura y desarrollar la creatividad. En conjunto, estas plataformas generan oportunidades dinámicas para que los escritores y artistas se desarrollen, colaboren y encuentren su público.

¿Ha asistido alguna vez a festivales literarios, programas de becas y ferias del libro? ¿Cómo ha sido su experiencia?

Sí, he asistido a varios festivales literarios y ferias del libro, y cada experiencia ha sido enriquecedora y transformadora. En 2024, por ejemplo, fui voluntaria en el Festival Internacional de Poesía de Abuja, una experiencia profundamente gratificante. Me brindó la oportunidad de conocer a personas con ideas afines, relacionarme con diversas voces literarias y ampliar mis horizontes creativos.
También he participado en ferias del libro con regularidad, a veces hasta una o dos veces al mes, y han sido espacios maravillosos para descubrir, conectar y dialogar con lectores y escritores por igual. Aunque aún no he tenido la oportunidad de participar en un programa de residencia o beca, aspiro a hacerlo en un futuro próximo. Creo que estos programas proporcionan a los escritores un tiempo, una orientación y una comunidad inestimables, y espero con impaciencia que se presente la oportunidad.

Usted es del norte de Nigeria; ¿cómo percibe y cuáles son sus conclusiones sobre los conflictos actuales entre los fundamentalistas de la comunidad islámica y la comunidad cristiana?

No crecí en lugares donde estos conflictos estuvieran justo frente a mí, así que no puedo afirmar que haya vivido esa experiencia directamente. Donde yo crecí, mi comunidad era pacífica y los niños de diferentes religiones jugaban sin conflictos. Eso me enseñó a ver a las personas antes que la religión.
Pero también sé que en el norte de Nigeria, grupos extremistas como Boko Haram han llevado a cabo actos violentos en nombre del Islam. Para mí, eso es una clara distorsión de lo que somos como musulmanes comunes. Esas personas no representan nuestros valores ni nuestra fe. Y por supuesto, entiendo por qué la comunidad cristiana, mencionada en la pregunta, lo percibe como opresivo, porque nadie quiere violencia ni vivir con miedo.
Mi conclusión es que la religión en sí no es el problema. Son las personas: los malentendidos, la distorsión y el uso indebido de la religión son los que generan estos conflictos. Al fin y al cabo, todos somos seres humanos que buscan vivir, formar familias y soñar. Si aprendiéramos a ver al ser humano antes que la etiqueta de la religión, gran parte de esta violencia no tendría cabida.

¿Cómo se respetan los derechos de las mujeres o de género en Nigeria?

Los derechos de las mujeres y de género se promueven en Nigeria, pero yo diría que en la práctica se respetan de forma todavía desigual. Existen protecciones: la Constitución garantiza la igualdad, Nigeria ha firmado acuerdos internacionales como la Convención sobre la eliminación de todas las formas discriminación contra la mujer (CEDAW), y también contamos con leyes como la Ley de prohibición de la violencia contra las personas de 2015, que penaliza la violencia doméstica, prácticas nocivas como la mutilación genital femenina y otras formas de abuso. Además, hay esfuerzos de promoción continua para implementar la Política de Género que respalda la inclusión de las mujeres en el liderazgo y la educación.
Pero el verdadero desafío está en la concienciación y la cultura. Nigeria es un país con una larga historia y unas tradiciones muy arraigadas. En muchas comunidades, las personas aún se aferran a ideologías culturales que, por desgracia, limitan a las mujeres. Cosas como el matrimonio infantil, el acceso desigual a la educación o la negativa a proporcionar a las mujeres un papel en la toma de decisiones. Estas prácticas son perjudiciales, aunque a menudo se defiendan como «valores culturales».
Así que, aunque los derechos de género se promueven y protegen por ley, la sociedad no ha alcanzado plenamente ese nivel de respeto. Muchos ciudadanos desconocen las leyes o prefieren apoyarse en la cultura. Por eso, en realidad, las mujeres no siempre reciben el respeto o el trato igualitario que merecen.
Mi conclusión es que Nigeria ha avanzado en la promoción de los derechos de género, pero para que estos derechos sean plenamente respetados, necesitamos tanto una aplicación más estricta de las leyes como un cambio cultural que adopte la igualdad. El respeto debe ir más allá del papel y entrar en la vida cotidiana.


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