Desde que Philipp Felsch tiene memoria, Jürgen Habermas ha estado presente: como voz admonitoria de la razón, como portavoz de la cultura del recuerdo, como hijo de los vecinos de sus abuelos en Gummersbach.

¿La supremacía intelectual del filósofo llega hoy a su fin o sus ideas adquieren una nueva explosividad en la crisis de nuestro "punto de inflexión"?

Felsch recorre una obra casi inabarcable, sigue a su autor hasta la zona de batalla intelectual de la República Federal y viaja a Starnberg para reunirse con Habermas a tomar el té. El resultado no es sólo un retrato de un pensador fascinantemente contradictorio, sino también de la época a la que prestó su rostro. (Editorial)