De frases y lagartos

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De frases y lagartos

Los estados de ánimo de las distintas lenguas y la correspondiente disposición de los hablantes
Zsuzsanna Gahse
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Zsuzsanna Gahse

Zsuzsanna Gahse es una autora austriaco-alemana-suiza; huyó a Occidente con su familia húngara en 1956 y desde entonces ha vivido en Viena, Stuttgart y Lucerna - actualmente reside en Müllheim (Cantón de Thurgau, Suiza). Su obra literaria se sitúa entre la prosa y la poesía, entre los textos narrativos y los escénicos. Ha recibido numerosos premios y distinciones tanto por sus aproximadamente 30 libros publicados como por sus traducciones.

A principios de los años ochenta, Helmut Heißenbüttel, de quien hoy desgraciadamente apenas se habla, me pidió que colaborara en su serie radiofónica "Radioessay". El proyecto debía tratar sobre los focos literarios de la Hungría de la época. En consecuencia, tuve que leer mucho y traducir pasajes de revistas y libros. Cuando terminó el programa, Heißenbüttel citó a Hannah Arendt, quien afirmaba que la lógica se construye en la cabeza de cada uno a través de su lengua materna. Una frase inolvidable en la que sigo pensando, que examino en mi propia cabeza y que sólo puedo confirmar hasta cierto punto, aunque agradezco a Arendt y a Heißenbüttel la reflexión que me han suscitado. En cualquier caso, es cierto que Heißenbüttel me guio, condujo, atrajo y orientó hacia la traducción.

Pero la propia lógica no está en absoluto encerrada o confinada por la lengua materna. Cada uno puede implantar varios tipos de lógica en su pensamiento. La lengua alemana es extremadamente buena para mis pensamientos, me alegra todo lo que puedo descubrir en inglés, podría defenderme con el español y recibir maravillosos estímulos en el proceso. Así que debería responder a Arendt o Heißenbüttel que las distintas lenguas amplían y potencian el poder de la imaginación. Por decirlo de un modo más sencillo, los bloques de construcción de otros idiomas nos regalan el viaje por el mundo, e incluso con conocimientos mínimos se iluminan nuevas y vigorizantes formas de pensar. Por ejemplo, sólo conozco un poco las lenguas oceánicas, sólo lo que he leído, pero la naturaleza de su interesante extrañeza ya se percibe en los primeros esbozos. Me gustaría acercarme más a estas lenguas y a las ideas básicas que las sustentan.

Pero, ¿qué es una traducción? Cuando afirmé al principio que Heißenbüttel me guio, me condujo, me atrajo y me orientó, la traducción ya estaba implicada en esta frase. También podría haber elegido palabras como "bugsieren" (empujar), "vorantreiben" (impulsar), "den Weg weisen" (mostrar el camino) o "dirigieren" (dirigir). Evidentemente, se puede traducir de la propia lengua a la propia lengua, lo cual tiene su gracia y ayuda a generar nuevas ideas. Como ejercicio en las escuelas de escritura, en los llamados cursos de escritura creativa para aspirantes a escritores, tales intentos serían recomendables, aconsejables, propositivos y estimulantes (también en este caso tenemos una lista de términos comparables).

Si alguien quisiera traducir un texto del alemán antiguo a frases más cercanas al alemán actual, vería que las palabras también cambian dentro de una misma lengua. Con el tiempo, las palabras se traducen solas. Se transforman, se remodelan y su significado puede fluctuar. Y como las palabras tienen sus propios estados de ánimo, este también varía con los cambios. Por lo tanto, no puede existir una traducción completamente exacta y permanentemente válida.

Las innovaciones y los cambios también incluyen vocablos que migran desde otras lenguas, agazapados como lagartos. Suelen pasar desapercibidos al principio, pero poco a poco se van estableciendo y pueden llegar a imponerse. Una de ellas es "bank" (banco) y varios términos especializados relacionadas con la banca. Podrían contarse largas historias al respecto.

Es bien sabido que multitud de términos ingleses llevan años volando hacia el alemán, saltando como pulgas, como por ejemplo "triggern" (desencadenar). Está lleno de pulgas. Veremos cuánto duran y si permanecen.

Pero debería dejar las palabras sueltas y pasar a la construcción de frases.

La mayoría de las lenguas europeas tienen un origen común, y su "comunalidad" -las llamadas lenguas indoeuropeas- se ha extendido mucho más allá de Europa. Sin embargo, a pesar de su carácter común, también existen diferencias, por ejemplo en la estructura de las frases. Las diferencias entre las frases en español, inglés o griego, en particular, tienen su propio encanto.

El vasco, el turco, el finlandés y el húngaro, por mencionar sólo algunas, no son lenguas indoeuropeas, y es un privilegio poder orientarse en un idioma tan diferente. La reorientación es una ganancia, no sólo porque la diferencia en las reglas básicas otorga una forma de pensar más flexible (que también me gustaría tener con las lenguas oceánicas), sino también porque desde esta perspectiva externa las similitudes entre las lenguas eslavas, románicas, germánicas, etc. se tornan más visibles.
Tales similitudes se revelan particularmente en los intentos de traducción.

Pero, cuando alguien habla bien italiano o inglés y comienza a hablar, no traduce. Él (o ella) se encuentra inmerso en la lengua y en su orientación, su estado de ánimo, su talante fundamental correspondiente, en una forma de pensar coherente con esa lengua. En este sentido, los idiomas son excelentes herramientas para el ejercicio de la lógica.